"Nunca pensé en ser cantante, la profesión se ha hecho poco a poco"

Después de muchos años siendo la voz de emociones prestadas, Lamari decidió recopilar toda la música que llevaba dentro hasta dar con las palabras y los ritmos exactos. Fue la génesis de Con otro aire, un disco que desvela más que ningún otro que "Chambao es Lamari y Lamari es Chambao" y que se podrá escuchar en directo esta noche en la sala Industrial Copera junto a Los Aslándticos.

-Lleva ya dos años de gira con este disco, ¿tantas ganas tiene de saborearlo con la gente?

-Es que mi intención principal es seguir currando. Estoy componiendo para un nuevo disco, pero no me apetece correr tanto, me parece injusto para un disco que se quede en dos singles. Creo que un álbum se descubre poco a poco y todavía me apetece mostrarle a la gente que se le puede dar una vuelta al repertorio y hacer otro tipo de espectáculo. Este año, en principio, vamos a ir por salas y auditorios porque me apetece tocar en sitios a los que no voy desde hace mucho tiempo y porque es donde contratan; la crisis llega a todos los sectores y la música no se escapa.

-Sus conciertos ahora son mucho más abiertos: está Lamari como epicentro y, con ella, las visiones de músicos muy diferentes...

-Es que ahora contamos con un repertorio muy grande que nos sirve para crear espacios y ambientes diferentes dentro del mismo concierto. Arrancamos con una parte más acústica de unos cinco temas cantados con guitarra, percusión y piano; pero también hay partes más funkys, otras más rítmicas en las que el percusionista y batería Juan Heredia y el teclista Toni Romero tienen un peso muy importante y hasta otras más hip hop cuando Roberto Cantero, el saxo flauta del grupo, se rapea algunas cosas. Además, están nuestra canciones de siempre, a las que le hemos dado otro 'airecillo', el suficiente para que la gente las distinga, pero que a nosotros nos ha dejado muy satisfechos después de estar mucho tiempo tocándolas.

-Y, en esta segunda vida de sus canciones, ¿ha descubierto en ellas algo nuevo que le haya conseguido sorprender?

-Por supuesto. Las canciones, cuanto más las tocas, más las aireas y más años pasan por ellas empiezan a coger solas nuevas direcciones. Y una misma, como cantante, a veces también se descubre con giros diferentes.

-Con otro aire salió a la calle después de cambios importantes en la banda que le han hecho implicarse hasta el fondo en la composición. ¿Se imaginaba algún día escribiendo canciones?

-Al principio, con Dani y con Edi, no componía, simplemente era la cantante. Después empecé a hacer algunas pequeñas cosas con ellos hasta que empezamos a compartir las composiciones entre los tres porque era imposible ponerte a decir esto es mío o esto es tuyo. Pero ha llegado Con otro aire, en el que ya se puede decir que Chambao es Lamari y Lamari es Chambao. Tenía muchas cosas que contar y así ha salido.

-Lo mejor es que parece que el público está encantado con los cambios. ¿Le sirve de motor para seguir acelerando?

-Si me sigue saliendo, para mí será un orgullo y una satisfacción muy grandes, porque son cosas que te pasan, que vives o que ves en gente cercana y que te apetece cantarlas o hacerle una letra o una música . Si a ti te gustan esas primeras referencias y te dicen muchas cosas las conviertes en canción; si no, se quedan ahí, en la maleta del olvido. En mí, esta profesión se ha ido haciendo poco a poco, en mi vida iba a pensar que iba a ser cantante; de hecho, he tenido muchísimos trabajos antes de ser cantante. Yo cantaba las composiciones de Dani y Edi, pero poco a poco te vas haciendo a esta vida, viajas y te empapas de otras realidades y otras culturas, hasta que se te sueltan un poco la mano y la imaginación y salen canciones.

-¿Son esos viajes y esas otras realidades los responsables de los sonidos tan diferentes y de los instrumentos tan poco habituales que se escuchan en Con otro aire?

-Es el resultado de ir siempre de un lado a otro... Mi familia es aficionada al flamenco y yo soy una apasionada de toda la música porque creo que es capaz de contar muchos estados de ánimo diferentes. Con este disco me apetecía hacer un regalo a la persona que lo escucha dándole la oportunidad de conocer instrumentos y sonidos nuevos que aquí apenas se han oído antes.

-La experimentación o el simple juego con los sonidos es algo que no tiene cabida en un grupo como Chambao...

-Ninguna. En esto tengo como abanderado a Enrique Morente, un monstruo de los monstruos, el gran maestro en eso de no tener miedo a nada y de abrirte a lo que vayas sintiendo con la canción.

-¿Qué tal fue la conexión con la familia Morente?

-Me he sentido de lujo con ellos. Me han tratado como de la familia. Son personas muy cercanas, para quitarse el sombrero. Tienen un arte exagerado, con unos nudillos en la mesa ya te están haciendo todo un tema.

-En los últimos tiempos los artistas se la rifan para que se cante algo con ellos. ¿Hay alguien que le gustaría reclutar para el futuro?

-Hay muchísima gente que me gusta. Duquende, Niña Pastori, Ojos de Brujo, Radio Tarifa, Chico Ocaña, Richard Bona, Antonio Machado, Jorge Pardo, Tino di Geraldo... Por el momento sigo componiendo y estoy intentando maquetar ideas nuevas, no tengo nada claro, aunque poder contar en un tema instrumental con Paco de Lucía, el gran maestro, sería el sueño más grande de mi vida.

-¿Queda hueco para la intimidad cuando las canciones que surgen de un buen o mal momento propio se convierten en himnos que la gente hace suyos?

-A mí me resulta sorprendente la forma en que cada persona se lleva la canción a su terreno. Ahí te das cuenta de que hay otra persona que siente empatía contigo por cualquier motivo y que te comprende hasta el fondo. Cuando lanzas una canción al público deja de ser tuya y se hace de los demás.