Entrevista | Jorge Guillén 'Strad'

"Tenía mi plaza fija en la orquesta para toda la vida y la dejé; decidí arriesgarme"

  • El artista, conocido como el violinista rebelde y compañero de escenario de Ara Malikian, actuará este sábado en el Palacio de Congresos después de una exitosa gira de conciertos

Jorge Guillén, alias el violinista rebelde, posa junto a su instrumento en la Plaza de la Trinidad.

Jorge Guillén, alias el violinista rebelde, posa junto a su instrumento en la Plaza de la Trinidad. / Agnieszka Broda

Después de un primer año llenando patios de butacas, Jorge Guillén 'Strad' llega este sábado a Granada con su gira El violinista rebelde. El Palacio de Congresos abre sus puertas al grupo formado por cinco músicos que combinan instrumentos más clásicos (violín, teclado o contrabajo) y más modernos (batería, bajo o guitarra eléctrica) en un espectáculo donde habrá rock, jazz, flamenco y electrónica -sin olvidar la puesta en escena vibrante-. El montaje no sólo ofrecerá música, sino que también introducirá al público en un viaje emocional guiado por la combinación de estilos.

El violinista rebelde encabeza la banda a la vez que hace de vocalista, pero en lugar de utilizar su voz, usa su violín para mostrar la versatilidad de este instrumento. Cada concierto es diferente. La improvisación a la hora de elegir el tema que continúa, mezclado con la experiencia de cada componente del grupo y con otras artes como la danza, el canto y el grafiti, hacen que escuchar temas conocidos se convierta en una experiencia única.

-¿Cómo surge el grupo? ¿Cuándo deciden montar el espectáculo?

El violinista rebelde, en una imagen en Granada. El violinista rebelde, en una imagen en Granada.

El violinista rebelde, en una imagen en Granada. / Agnieszka Broda

-Surge en una cena de amigos, con unas copitas de más. Nunca habíamos tocado juntos. Incluso algunos ni nos conocíamos pero cada uno tenía allí sus instrumentos, probamos y nos gustó como quedó. Organizamos un concierto esperando que no viniera nadie y el teatro se llenó. Hicimos otro más y se volvió a llenar. Entonces pensamos: "¿Y si hacemos la gira?". Decidimos dejar nuestros proyectos y arriesgarnos por esto y un año después aquí estamos, muy contentos.

-¿Cómo eligen las canciones que quieren versionar?

-por lo general, lo elegimos entre todos. Son canciones que han significado algo para nosotros, como que hayamos tenido experiencias con esos artistas, que tengan un valor emocional o algo así. Todas esas relaciones y vínculos que se establecen me encantan y es lo que hacen que un tema sea especial. Yo tengo que poder darlo todo en el escenario con ese tema.

-¿Cómo definiría el concierto?

-A mi me gusta definirlo como pura energía. Es un concierto en el que hacemos millones de estilos y tocamos temas de Queen, Michael Jackson, AC/DC, Serrat. Luego en el público siempre se miran unos a otros para ver quien es el primero en ponerse de pie para bailar, cantar y disfrutar. Es para todas las edades, en una fila hay un niño, al lado de un señor mayor, a lado un chico trajeado, a lado un rockero. Esa es la magia de este espectáculo, que es para todos los gustos, todo el mundo es bien recibido y se lo va a pasar fenomenal.

-¿Quieren transmitir algún mensaje?

-Intentamos transmitir muchas cosas. Para empezar, en cuanto a la parte musical, yo vengo del mundo clásico y no he visto gente joven en los conciertos. Me cuesta mucho verlos. Un violín no es un instrumento aburrido, sino que puede hacer cosas muy chulas y lo que más me motiva es que la gente joven quiera volver a los conciertos. Luego hay muchos momentos especiales. Algunos los dedicamos a la violencia de género, otros son momentos muy emotivos, de risa, de llorar. Pero también queremos mostrar que la música es libre, que la manera de verlo y de hacerlo es tuya y que nadie te puede decir lo que tienes que hacer.

-¿De dónde viene el nombre de Strad?

-Es el nombre de una revista de música clásica que me hacían leer. La revista más purista para violinistas que existe. Todos los violinistas tienen que pasar por ahí, te dicen cómo ponerte, como tocar. Yo la odiaba a muerte. Entonces, cogí el nombre de la revista porque no tenía nada que ver lo que yo iba a hacer. Lo he reformulado.

-¿Cuándo decide que quiere hacer el rebelde con el violín?

-Parte de culpa la tiene Extremoduro, con quien toqué un tiempo, y Ara Malikian, con quien he trabajado durante muchos años. Empecé a descubrir que con el violín se podía hacer que la gente se volviera loca, que bailara, que cantara. Yo no me lo imaginaba. Venía de la ópera y eso allí no ocurre. Esto te motiva y te planteas: "¿Por qué no?". Desde luego, a mí hacer este tipo de música me hace sentir muy libre, me deja hacer lo que yo quiera, si me quiero tirar me tiro, salto, lloro. Todo esto en clásico no se puede hacer. Eso es libertad y la verdad que cuando lo descubrí dije, esto es lo mío. Tenía mi plaza fija en la orquesta para toda la vida y la deje. Decidí arriesgarme.

-¿Sigue poniéndose nervioso cuando sube al escenario?

-Eso siempre. Por ejemplo, ahora en Granada, he ido el primer día a ver el Palacio de Congresos por fuera, y se pone uno nervioso. Ya había venido con varios artistas, pero ahora vuelvo con mi proyecto y siento la presión. Siempre está el cosquilleo este que te dice: "Hay que hacerlo mejor que nunca". 

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