La Feria del Libro reúne a autores de tres generaciones

Sobrevivir como poeta joven en tiempos de crisis: misión imposible

  • Rosa Berbel, Munir Hachemi, Carlos Cadena Cózar, Pablo Cortina y Carmen Córdoba charlan sobre literatura y precariedad en una interesante debate en la sala Zaida

Carlos Cadena Cózar, Rosa Berbel, Munir Hachemi y Pablo Cortina, en la sala Zaida.

Carlos Cadena Cózar, Rosa Berbel, Munir Hachemi y Pablo Cortina, en la sala Zaida. / photographerssports

Hace dos semanas, el Festival de Poesía celebraba un debate con jóvenes escritores. Lo inimaginable ocurrió: ni una sola vez se hizo alusión en todo el encuentro a la precariedad a la que se enfrentan los jóvenes creadores. Poco o nada tuvo que ver con la conversación sobre literatura y precariedad que esta mañana ha reunido a los escritores Rosa Berbel, Carlos Cadena Cózar, Pablo Cortina y Munir Hachemi y a la gestora cultural Carmen Córdoba en la Feria del Libro. "No sé cuántas personas vienen por la precariedad y cuántas por la literatura. Hablaremos de dinero y del sistema", declaró entre risas Hachemi, encargado de moderar la conversación "que podríamos tener de cervezas", al inicio del fértil encuentro.

De entrada, ninguno de los cuatro autores en la mesa viven de la literatura. Cadena Cózar, Premio Hiperión este año, explicó que compatibiliza escribir con otras cosas, como ser intérprete de con lo primero. "No me pagan por lo primero. ¡Oh, qué sorpresa!", exclamó irónico. Berbel se plantea dedicarse a la docencia o a la gestión cultural aunque desde hace siete meses le pagan por participar en festivales literarios.

"No piensas que te vayan a pagar aunque lo harías de cualquier modo. Estudiar filosofía, música o cualquier cosa del estilo para obtener el mínimo rendimiento económico posible. Me conformo con no perder dinero", señaló Cortina, profesor de música y filosofía en un instituto. La presidenta de la Asociación Diente de Oro se gana la vida a duras penas como gestora cultural. El Festival de Jóvenes Realizadores, donde ejerce como responsable de producción, le paga a dos años vista. Algo incompatible con llegar a final de mes.

Hachemi estudió Filología Hispánica. La única relación de la carrera con la literatura, dijo, es que "te quita las ganas de escribir". El narrador si cree que hay huecos donde puedes escribir y vivir de ello como el periodismo, la escritura de guiones, la gestión cultural o la docencia. Catena dedicarse a algo relacionado con la literatura, aunque eso le haga tener menos tiempo para darle a la tecla. "Hay que luchar para seguir conectado a la literatura", admitió.

Córdoba piensa que "los escritores, por lo general, no viven de los derechos de autor, sino de lo que tienen alrededor": "cuando me pasaba 18 horas con la edición de un libro de Max Aub -cuando trabajaba para la editorial Cuadernos del Vigía- lo último que me apetecía era escribir". "Hay un momentos de cansancio, pero hay una retroalimentación. La literatura llama a la literatura”, continuó la poeta sevillana. El autor de Pram puso el ejemplo de Luis García Montero: "Él vive de que es poeta y le pagan por hacer otras cosas".

La idea romántica del poeta

La precariedad en la poesía, opinó Berbel, "responde a una idea muy romántica de ésta que los propios autores apoyan". Córdoba y Cortina pusieron varios ejemplos, como la negativa a pagar por un recital o una entrada a una velada de slam poetry. "La gente tienen una idea del poeta que va por la calle y se imagina un verso. Un libro son muchas horas de trabajo. Falta pedagogía para poder vivir de esto", aseveró Catena. En un marco capitalista, defendió la autora de Las niñas siempre dicen la verdad, "hay que encontrar las fisuras y escribir desde la incomodidad".

¿La literatura que vende mucho es mala? La respuesta fue casi unánime: sí, mucha de la poesía que llena las estanterías hoy día es mala; la buena confronta al lector y la mala puede que sólo guste. El fenómeno Marwan y Elvira Sastre no tardaron en salir a la palestra. "Es difícil que Carlos y yo vendamos 60.000 ejemplares con Hiperión mientras que Irene X está enfocado a un éxito rápido y sustituible", zanjó Berbel.

Respecto al capital simbólico, el prestigio, la poeta sevillana afincada en Granada recordó unas palabras de Remedios Zafra, autora de El entusiasmo: precariedad y trabajo creativo en la era digital: "Para el precariado la acumulación de prestigio les engrandece, cuando es una humillación por no ir más allá".

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