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Y los tiempos estaban cambiando

  • La muestra 'The Beatles vs The Rolling Stones', que acoge La Térmica con fotos de Terry O'Neill y Gered Mankowitz, constituye una crónica que trasciende los límites de lo musical

Fue Miguel Ríos quien en unas declaraciones realizadas hace ya algunos años llamó la atención sobre lo evidente: la revolución que entrañó el estallido del rock a mediados del siglo pasado significó la primera vez en toda la historia en que la juventud tomaba la iniciativa. Para cuando Bob Dylan advirtió en 1964 de que los tiempos estaban cambiando y pedía a los padres y las madres de su tiempo que dejaran el camino libre si eran incapaces de subirse a la nueva ola, The Beatles y The Rolling Stones habían ya orientado todas las brújulas hacia Inglaterra sin dejar de apuntar a la raíz negra del blues estadounidense; mientras el mundo se deshacía en los miedos insobornables de la Guerra Fría, los dos grupos estaban cocinando una utopía distinta que, como cantó Dylan, estaba pidiendo luz verde. La Térmica acoge la exposición The Beatles vs The Rolling Stones, con fotografías de los británicos Terry O'Neill y Gered Mankowitz, verdaderas leyendas del fotoperiodismo, que evocan especialmente los primeros años de las dos formaciones; más aún de lo puramente musical, sin embargo, la muestra, que podrá visitarse hasta el 18 de junio de 2018, presenta un testimonio esclarecedor de aquella generación que empujó con todo el futuro en contra hasta tomar el relevo.

Y el instrumento para ponerlo todo patas arriba no fue otro que el rock, al que The Beatles y The Rolling Stones llegaron desde puntos de partida distintos aunque convergentes (el rock n' roll a lo Buddy Holly adornado con matices skiffle los primeros, el fidedigno rhythm and blues los segundos). Pero todavía en los primeros compases de los años 60 el rock distaba mucho de ser el poderoso espectáculo en que devendría después. Así rememora la cuestión Gered Mankowitz, uno de los primeros fotógrafos que logró publicar en prensa fotos de las dos bandas en sus comienzos y el hombre que, con su instantáneas urbanas, contribuyó decididamente a la imagen de chicos malos que acompañaría para siempre a los Stones: "Siempre cuento que, hoy día, cualquier grupo que toca en un bar normal tiene un equipo mejor que el que tenían The Rolling Stones en 1965, incluso con un disco número uno en ventas. En las primeras giras todo era un caos. Eso sí, todo el mundo había visto ya a The Beatles, a Elvis Presley, a Johnny Ray, a Frank Sinatra... pero nadie hasta entonces había actuado como los Stones".

La rivalidad era prefabricada: fueron las 'fans' de ambos grupos las que la crearon"

Uno de los principales argumentos de la exposición de La Térmica es el que desmonta todo lo relativo a la histórica rivalidad de The Beatles y The Rolling Stones, cuestión por la que todavía, a estas alturas, los seguidores incondicionales de ambos grupos son capaces de enzarzarse en ardientes polémicas. Los hechos hablan por sí mismos: uno de los primeros éxitos de The Rolling Stones fue I wanna be your man, una canción de Lennon y McCartney que ya habían grabado The Beatles. Distintos miembros de The Rolling Stones desfilaron (junto a aliados de la época como Marianne Faithfull) en los coros de canciones de The Beatles como Yellow submarine y All you need is love, mientras que fueron Lennon y McCartney quienes pusieron los coros en She's a rainbow; y también la banda de Jagger y Richards tuvo su protagonismo especial en la portada de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Ambos grupos coincidieron también en la devoción por Bob Dylan (The Rolling Stones optaron por llamarse de esta forma como homenaje a Muddy Waters por su Rollin' Stone, aunque han incorporado gustosamente Like a Rolling Stone en su repertorio en directo en muchas ocasiones; en cuanto a The Beatles, cabe recordar que fue Dylan quien los introdujo en el consumo de marihuana). Son abundantes las citas mutuas, los guiños, las referencias, los diálogos, como en la aparición de Let it Bleeed (1969) y el retrasado Let it be (1970). The Beatles y The Rolling Stones iban de la mano incluso cuando no se gustaban; tras la reciente reedición del Sgt. Pepper´s, por su 40 aniversario, Keith Richards recordó en una entrevista a Esquire cual fue su impresión al escuchar el disco por primera vez en 1967: "The Beatles sonaban grandes cuando eran The Beatles. Pero no había nada de ellos en aquella música. Pensé que habían descarrilado. Muchos creen que es un álbum genial, pero yo creo que es un montón de basura, como lo fue nuestro Their Satanic Majesties Request. Aquello fue un poco como 'oh, si vosotros hacéis un montón de mierda, nosotros también somos capaces". Señala Mankowitz en este sentido: "La rivalidad entre ambos grupos era prefabricada; fueron las fans de ambos las que la crearon y alimentaron". Lo que no resta tampoco a la evidencia de que los dos grupos salieran beneficiados.

Vistas hoy, las instantáneas de Terry O'Neill y Gered Mankowitz exhalan una cierta inocencia, como si se tratase de un juego. Y así fue. Cuando la madurez llegó, el rock había conquistado el corazón del capitalismo. Y la revolución, a su modo, seguía su curso.

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