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"Lo único que pido a la vida es intensidad y emoción"

  • Porque sólo los que pueden resisten el paso del tiempo, Loquillo llega esta noche al Auditorio Falla para celebrar sus 30 años sobre el escenario como una auténtica 'rock'n'roll star'

En sus casi dos metros, a Loquillo le cabe dentro tanto rock'n'roll que él solo bien podría ser la banda sonora de varias generaciones. Treinta años (o tal vez algunos más) lleva José María Sanz subiendo cada noche a los escenarios "un personaje" consecuente con lo que cree, que ha preferido ir marcando su propio camino en lugar de mirar lo que otros hacían, que todavía espera escribir su mejor canción y que, como cantaba en Rock'n'roll actitud, no olvida y no traiciona lo que siempre le ha hecho vivir.

-Lleva ya más de un año de celebración en celebración con esta gira. Los conciertos deben estar siendo un ejercicio magnífico de memoria de su propia historia...

-Es lógico que cada equis tiempo un artista con cierta trayectoria haga balance de lo que ha sido ese tiempo. En mi caso eran ya 30 años y creí que era un momento perfecto para recordar y para hacer balance de toda la carrera.

-¿El rock aguanta bien el paso de los años?

-No lo tengo muy claro, pero creo que celebrar 30 años de carrera en mi caso es algo que simplemente dignifica el trabajo bien hecho. Evidentemente, cada cierto tiempo un artista que se precie debe reivindicar su obra, sobre todo para dar paso a otros nuevos proyectos.

-¿Cómo han envejecido sus canciones?

-Hay canciones que aguantan bien el paso de los años y otras no. Hay canciones que se escriben en el momento y que son urgentes, determinan esa época. Hay otras que no son perecederas, que resisten el paso del tiempo, y son las que están en el repertorio y las que siempre terminan calando en la gente y provocando reacciones distintas.

-Si le tocase empezar ahora en esto de la música, tal y como ha cambiado la escena y la industria, ¿vería posible cumplir 30 años?

-Es muy difícil saberlo, pero lo que sí es cierto es que nosotros empezamos también en compañías independientes y creo que en eso no hay demasiadas diferencias respecto a cómo funciona el mercado actualmente. Antes se llamaba música independiente, ahora creo que la llaman indie. El caso es acortar el adjetivo... Creo que si das una vuelta por las bandas supuestamente independientes actuales españolas salen compañías independientes, aunque la mayoría ya casi que están en multinacionales. Esto en lo que se basa es en el trabajo de uno, en no intentar fijarte en lo que hacen los demás, sino en ir por tu propio camino y no por el que marcan otros.

-¿Ha cambiado mucho el rock en estos 30 años? ¿El público sigue teniendo los mismos gustos?

-El rock'n'roll español es música popular, y la música popular es algo propio del pueblo. Hace 30 años la cultura rock estaba en sus inicios, ahora el rock forma parte de la vida cotidiana. Cuando estábamos empezando se estaba saliendo del franquismo y de la dictadura, y el rock no contaba desde el punto de vista cultural en este país. Afortunadamente, con el paso de los años ha cogido un peso enorme y es una música intergeneracional.

-Lo que sí han cambiado son muchas de las formas; ahora no está tan fácil lo de fumar sobre el escenario...

-No sé si tanto, yo no pienso dejar de fumar... Es lo que he hecho siempre, soy un personaje e interpreto una obra de teatro. Cada noche interpreto a ese personaje con todas sus responsabilidades y siempre he sido coherente con ese personaje, si no no llevaría 30 años en esto.

-¿Qué futuro le espera al rock en este país? ¿Ve 'actitud' en los grupos que están comenzando ahora?

-Creo que ahora nos encontramos ante una nueva generación de bandas que van a perdurar. En los ochenta las bandas tuvieron una trayectoria sólida y creo que en este principio de década han aparecido una serie de bandas que van a perdurar... Todo en España es cíclico y ahora se vuelven a dar las mismas circunstancias que hace 30 años en muchas cosas, sobre todo en el sentido de que vuelve a haber una creatividad y un talento enorme. Sólo tienes que fijarte en el festival Sonorama y ver que hay un panorama de músicos y de bandas que cantan en castellano que, en cierta manera, van a perdurar, y eso hace tiempo que no ocurría.

-¿Cómo le picó el veneno de la poesía? ¿De qué forma influye en su música?

-Los proyectos de poesía que hice en los años 90 se adelantaron muchísimo a lo que ahora es una normalidad. En aquel momento no era tan habitual que alguien que venía del rock utilizase la poesía como actitud y con elegancia. Ahora a todo el mundo le parece esto muy bien y muy lógico, pero es que hace veinte años al hacer un trabajo de estos te ganabas que te dijesen de todo, porque el público más ortodoxo no entendía que la poesía también formaba parte del rock. Al menos en mi manera de pensar, la literatura, el cine, el teatro y la música forman parte todos de la misma madre y el mismo padre. Ahora, afortunadamente, las nuevas generaciones han cambiado mucho el chip y hemos avanzado. De hecho, yo ahora mismo estoy grabando el tercer disco de poesía dedicado exclusivamente a la obra de Luis Alberto de Cuenca y saldrá en el mes de noviembre.

-Lleva unos meses retomando su faceta de entrevistador en la revista Rolling Stone. Para un músico, ¿es más fácil abrir sus pensamientos cuando tiene delante a otro?

-Lo de entrevistador viene de largo, recuerdo que hice mi primer artículo en el año 1979 para la revista Star. Lo de ahora en Rolling Stone me lo ofrecieron hace no mucho y me apeteció. Lo único que yo suelo pedir es poder elegir a los personajes, y sí que creo que se abren más a mí que a otro tipo de prensa. Quizás porque hay muchas cosas por compartir y porque, al fin y al cabo, se trata de nuestro oficio, y eso sólo lo podemos entender nosotros.

-De hecho, hasta se ha atrevido con Ramoncín, aunque da la impresión de que cree que él ha sido quien ha pagado los platos rotos de la SGAE...

-Es que nadie se atreve a entrevistar a Ramoncín, y lo que yo quería es que él pudiese explicar su verdad. Cuando uno no tiene la oportunidad de explicarse, los demás cuentan lo que quieren. Él ha podido ahora contar lo que quería contar y que ya cada uno se haga la idea que crea conveniente... Creo que ahí estaba la noticia y ahí fui a buscarla. ¡Jamás entrevistaría a alguien que creyese que no tiene nada que decir! Me gustan los personajes con trayectoria, con compromiso y sobre todo que en cierta manera molesten. Los personajes anodinos no me interesan en absoluto y la música española, por desgracia, hay muchísimos personajes anodinos, que sólo saben decir sí o no, que les gusta su disco y poco más, y ahí no hay nada que sacar. Prefiero buscar a personajes con historia y que, además, puedan contarla.

-Miguel Ríos, que sí que tiene historia, le acompañó en su noche en el festival Luna Lunera. ¿Le invitará esta noche a subir de nuevo al escenario?

-A Miguel se le tiene mucho respeto y siempre voy a querer darle mi homenaje personal. Yo me quedo con esas cosas, que es donde se ve realmente el valor de un artista. Tengo la suerte de poder decir que he cantado con los dos grandes del rock europeo, el único que me falta es Celentano.

-¿Le gustaría cumplir otros 30 años más?

-Yo lo único que pido a la vida es intensidad y emoción. Y, por otro lado, escribir la mejor canción; y ahí creo que la mejor canción de un artista debe ser su propia vida. En eso estoy... Emoción, siempre la emoción... Lo que sí es cierto es que no soy el típico artista que se queda en su casa mirando cómo pasa el tiempo, yo voy en busca de él y eso me permite estar siempre con la cabeza abierta y lúcida. En la vida lo más importante a partir de cierta edad es la lucidez.

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