Análisis

Gumersindo Ruiz

'Benediction', más allá de la guerra

No debe uno referirse a artículos propios, pero ha pasado mucho desde que el diez de enero de 2009 se publicara en este periódico: En lo más crudo del invierno, sobre la tesis doctoral (plagiada) de Vladimir Putin con la utilización de la energía como instrumento de política exterior y seguridad nacional; en esos momentos cortaba Putin el gas a Europa a propósito de un conflicto con Ucrania tras consolidar un holding con tres frentes: red de oleoductos y gaseoductos; contratos bilaterales a largo plazo; y diversificación con clientes no europeos. La respuesta de Rusia ante insinuaciones de incorporación a la OTAN de países vecinos era militar, como en Georgia, y cortar el gas. Concluía diciendo: "Quizás a Europa no debería importarle atraer nuevos países a la OTAN y sí potenciar una estrategia energética que es tan relevante como la de defensa". El artículo no es una premonición, no soy experto en el tema, y lo que decía estaba publicado aquí y allá, pero eso es lo grave, cómo ya se veía el problema trece años atrás, y se ha dejado correr. Lawrence Freedman, quizás el mejor analista de la guerra, publica Command: The Politics of Military Operations from Korea to Ukranie (Allan Lane), pero esta guerra hay que verla más allá de lo militar, pues si entonces bajo la desgraciada presidencia de Durao Barroso en la Comisión Europea, no hubo una estrategia energética, es vital que la tengamos ya, de producción, subvención muy selectiva con un fondo europeo para todas las naciones, y reducir el consumo un 15%. Viendo la dimensión y gravedad del problema, lo que padecemos, unos más que otros, y lo que viene, no entiendo en qué mundo creen vivir políticos y gente opuestos a todo, y cuya preocupación parece ser qué día y cuantas horas, encienden las luces de Navidad en su ciudad.

He evitado ver Benediction, la película de Terence Davies para no entristecerme, pero es difícil eludir la figura del protagonista, el poeta Siegfried Sassoon, condecorado en la I Guerra Mundial, crítico de la guerra, y sometido a tratamiento psiquiátrico por ello. Junto a él, un grupo de poetas, muy populares, escribieron versos terribles; especialmente me impresionó cuando era joven Una tierra extraña, de Wilden Owen, donde los dos soldados del poema que se han matado el uno al otro, se reencuentran, y saben que están en el inframundo por "sus sonrisas de muertos". "Arrástrate hacia el hogar y reza porque nunca conozcas el infierno adónde va la juventud y las risas", dice Sassoon, que quiere y no quiere olvidar "las rondas vigilando, las ratas, el hedor de los cuerpos, el amanecer sucio, blanco y frío con una lluvia sin esperanza", y es muy crítico con los que no luchan, pero defienden las acciones de los que lo hacen, pues sólo los que han estado en una guerra -dice- saben lo que vale vivir en paz. A medida que el conflicto pasa de las noticias a sufrirlo en carne propia, cuando afecta a nuestro bienestar ¿cómo cambia la visión ante esta guerra?; cuando como dice Emilio Prados -cito de la Antología Poética de Francisco Morales, publicada por Juvenal Soto en Palabras del Paraíso-: Ay, la guerra que incendia los caminos / y a la desolación y espanto enseña / alucinada el vuelo que destruye, / arremetió también con mi cosecha".

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