Destacábamos en el artículo anterior las investigaciones de Vanda Felbad-Brown con Diana Paz García y Vibha Baijji, de la Brooking Institution, muy atrevidas por la implicación de personajes, organizaciones y gobiernos en el crimen organizado. El blanqueo de capitales lo vincula Europol a la inversión criminal en compañías de comercio online, de inteligencia artificial, call centers, sociedades de inversión, empresas de envíos y logística, criptomonedas, y juego. Son actividades dentro de lo legal, junto con –dicen– inversiones en restaurantes, ocio, y negocios minoristas con gran volumen de transacciones donde se mezcla dinero legal e ilegal. Otro ámbito es el de la inversión inmobiliaria, y la explotación y tráfico de recursos naturales.

Aunque con instituciones sólidas y un buen sistema de medios de pagos, España es un país sensible al tráfico de drogas, seres humanos, y atractivo para falsificaciones de todo tipo, con un mercado de unos 7.000 millones de euros, que es casi el 11% de la venta total de algunos textiles, piel, piezas de automóvil, y contenidos audiovisuales, habituales en la UE junto con cosmética, materiales nocivos para empaquetar, pesticidas, productos farmacéuticos y alimentos caducados. El espionaje industrial es también negocio para el crimen. El contrabando de tabaco sigue siendo una lacra, aunque al no pertenecer ya Gibraltar a la UE, capacita para obligar a la colonia a ser más estricta. Evadir impuestos aduaneros precisa de una organización experta en procedimientos, falsas declaraciones de valor, origen y destino de los productos, y está asociado al fraude en el IVA como vemos en la Operación Admiral, que implica a un “carrusel” de 9.000 empresas y 600 individuos en los estados miembros, calculándose una pérdida de ingresos de 2.200 millones. Un segundo ejemplo es cómo desmonta la policía española una red de transporte de dinero; trabajando para un bróker con sede en Dubái, blanqueaban 15 millones al mes y disponían de propiedades y cuentas bancarias. Y tercero, recientemente la policía española, a instancias de las propias casas de apuestas, entra en una red de corrupción en el fútbol que manipulaba apuestas en partidos celebrados el último día de la temporada.

Ante tantas personas y pequeñas empresas en precariedad económica, hay que insistir en la lucha contra el enriquecimiento que supone el fraude a gran escala, reflexionando sobre el eco efímero de estas noticias; el poder financiero que no para de crecer en el lado oscuro; la complicidad de algunos gobiernos y la falta de celo de otros. Por su proximidad y conocimiento de lo que pasa en sus territorios, las administraciones públicas autonómicas y locales pueden recabar información en la lucha contra el crimen económico, y junto con la administración central copiar quizás de los grupos criminales la tecnología, agilidad, cohesión, coordinación y continua inventiva que muestran. Con relación al tráfico de droga, que la semana pasada costó la vida de dos agentes de la Guardia Civil en Barbate, con la misma fuerza que se exigen más medios policiales hay que pedir más control financiero, fiscal y regulación de actividades económicas como forma de quebrar el brazo financiero de estas bandas.

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