La ciudad y los días
Carlos Colón
Por el bendito nombre que nos reúne
El futuro de España y la dignidad de nuestra democracia exigen que seamos capaces de articular una alternativa basada en la unión. La nefasta gestión actual de la convivencia ha dejado una sociedad hoy agotada por la confrontación. La Transición dejó como herencia tres pilares hoy bajo mínimos. El primero suponía el reconocimiento permanente de la legitimidad del contrario: el adversario era un colaborador necesario y no el enemigo a destruir. El segundo, la propia palabra como el más eficaz de los contratos: los pactos buscaban la estabilidad a largo plazo, nunca el rédito electoral inmediato. Finalmente, la esencia democrática: las instituciones (la Justicia, la Educación...) pertenecían a todos, no al partido en el poder.
Para entender cómo sanar la fractura actual, debemos mirar el espejo de la historia. La Transición no fue milagro espontáneo, sino resultado de una voluntad férrea de convivencia hoy sustituida por el interés táctico. Es urgente plantear unos pactos que devuelvan la neutralidad a lo que es de todos y recuperar valores de necesaria cohesión social. Por elllo, uno, cansado ya de tanto trasiego al borde del abismo social, pide al 2026, tres pactos.
Un Pacto por la Independencia Institucional: la despolitización inmediata de la Justicia y de los organismos reguladores. Que vuelvan a ser garantes de libertad. Nunca más herramientas de partido. Otro por la Educación y la Verdad Histórica: Una ley educativa estable que proteja a nuestros hijos del adoctrinamiento y que respete el legado de reconciliación que supuso la Transición, sin reescribirla para dividir. Y finalmente, un pacto por la Cohesión Territorial: blindar la igualdad de todos los españoles ante la ley, terminando con privilegios otorgados a los extremismos y nacionalismos con el fin de mantenerse en el poder.
Alguien dijo que “la democracia no es el silencio de los que callan, sino el respeto de los que hablan”. Estamos a tiempo. La cohesión social solo se recuperará si creemos en una España proyecto común, no un botín electoral. Que en 2026 se unan todas las manos que creen en la libertad, en la democracia y en la capacidad de entenderse. Solo desde esa unión, recuperando la política con mayúsculas, podremos asegurar que la esencia de nuestra nación perdure para las generaciones venideras. Feliz año nuevo.
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