Los casos de supuestos abusos sexuales denunciados en los últimos días por antiguos alumnos del colegio Maristas de Granada han caído como una bomba en esta ciudad, donde tantas generaciones han pasado por ese centro. Muchos han pasado de la incredulidad al enfado y del cabreo a la reivindicación, porque lo peor no es que haya ovejas negras, sino pensar que se las podía estar alimentando y protegiendo. Abusos de confianza.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios