Los Cármenes vivirá esta tarde el primer partido europeo, y por el coronavirus será sin público. El estadio, que se inauguró con un partido entre el Real Madrid y el Bayer Leverkusen, ve ahora al equipo de la ciudad jugando a la geografía política europea y adivinando que Tiflis es como se dice en español Tbilisi, capital de Georgia. De golpe y porrazo, somos europeos. Pero sólo en lo futbolístico, suponemos. Estaría bien que el espíritu europeo inundará Granada en otros aspectos y no sólo cuando esperamos lluvia de millones para el proyecto de turno que las instituciones locales venden como propio. Es decir, que la movilidad funcionará y el 'gilicarril' fuera efectivo en una ciudad en la que ir en bicicleta al trabajo es una odisea. Que las bicis de alquiler no acaben en el fondo del río. Es decir, que el turismo ahora pocho no fuera la única válvula de escape y los sueldos se equipararan más a los del resto del país y a las zonas buenas del continente. Que no haya que estar pendientes de los actos vandálicos sobre el patrimonio histórico de la ciudad. La lista podría seguir. Así que sólo toca animar al Granada a que siga pasando rondas e insufle el europeísmo en la provincia.

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