La fruta y la verdura primero entran por los ojos. Lo saben bien los comerciantes de la zona de la Plaza de la Romanilla, que tratan de mantener los ingresos de su negocio mostrando a los viandantes del centro todo el género disponible. El problema es que en una ciudad tan turística como Granada, los servicios a los visitantes han de convivir con la actividad de toda la vida, con los riesgos que eso supone. Un puesto algo más adelantado de la cuenta y la actividad de comerciantes y turistas podría no estar tan encarrilada...
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