La bitácora

Félix De Moya

Cursos de verano

FINALMENTE no lo vamos a ver impartiendo doctrina en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). El inefable, pero no por eso menos mediático, ex alcalde de Marbella, Julián Muñoz, ha sido finalmente apartado del programa de uno de los cursos de verano de la universidad madrileña. Concretamente el que lleva por título Periodismo y corrupción política dirigido por Juan Luis Galiacho. La decisión in extremis fue tomada como consecuencia de la polémica desatada en los medios políticos y de comunicación por lo que ha sido calificado por algunos como una indecencia. Así se ha pronunciado, por ejemplo, Cayo Lara, actual coordinador general de Izquierda Unida, que considera que no se debe frivolizar con la corrupción, que al fin y al cabo es el cáncer de nuestra democracia. Parece ser que existe una coincidencia muy generalizada de opiniones en torno a la idea de que una institución académica como la URJC no debe dar ocasión a que un individuo condenado por diferentes delitos urbanísticos, como el ex alcalde marbellí, se justifique ante la opinión pública aprovechando su intervención en un curso de verano.

Por otro lado, esto no es, sin embargo, incompatible con el hecho de que en el mismo curso participen otros conocidos convictos como el ex presidente de Cantabria, Juan Ormaechea o Ruiz Mateos, que continúan por el momento en el programa. No sé qué tiene uno que no tengas los otros, aparte, claro está, de una ex novia tonadillera. Lo que, bien pensado, no es poca cosa teniendo en cuenta lo exigente que se ha vuelto lo de hacer bolos veraniegos en términos curriculares. Vamos, que hoy, en plena crisis, no le dan a cualquiera la oportunidad de exhibirse en una sede académica si no tiene asegurada la salida en los medios. Es que lo de los cursos de verano se está poniendo imposible, ahora cualquier universidad que se precie mide la utilidad de sus actividades académicas veraniegas en términos de titulares de primera página. No sé si la clase práctica de Julián Muñoz serviría para mucho en el mencionado curso, lo que sí es seguro es que su exclusión garantiza el cartel de "no hay billetes". Entre los periodistas asistentes y los alumnos el lleno está garantizado. ¡Qué difícil resulta hoy día separar de manera nítida la actividad académica del negocio! En particular cuando las universidades se ven impelidas a justificar con la cuenta de resultados su existencia. ¡Qué extraño papel el del académico mirando siempre de reojo a los medios de comunicación! Algunos incluso muy de frente, demasiado de frente.

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