Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Deshonra a cambio de la investidura

Sánchez se mantendrá en el poder mientras obedezca a Puigdemont y otros socios

Era inútil hacer un debate de investidura cuando estaba todo pactado e, incluso el tema estrella del mismo –la ley de Amnistía–, era absurdo camuflarlo bajo uno de los habituales embustes del candidato a la presidencia intentando hacer pasar la burla de que tal atropello al Estado de Derecho y a sus instituciones se hacía en nombre de Epaña y de la convivencia, cuando hubiese sido más digerible confesar que era parte del precio para mantenerse en el poder. Podía aceptarse no el argumento, pero al menos los ciudadanos no sufrirían el menosprecio de ser considerados tontos de solemnidad, más molesto que el propio hecho deleznable de favorecer a delincuentes y enemigos del Estado de Derecho y, por supuesto, de la integridad territorial de un país y sus instituciones.

Surgirá una legislatura con un presidente de Gobierno atado de pies y manos que ha asumido ya la humillación de aceptar todo lo que hasta ahora la han pedido los llamados ‘socios’, cuando en realidad van a convertirse en amos del poder que emane de la Moncloa. No hubo más que ver en el debate la reverencia del genuflexo Sánchez ante representantes de los herederos de los etarras, vilipendiando el ‘régimen’ de la transición –en el que tanto dolor inocente causaron– , a los poderes políticos y judiciales, actitud que repetiría ante el resto de independentistas que han sido exonerados de sus graves delitos contra el Estado. No sé a qué convivencia y pacificación se refiere Sánchez cuando sabe muy bien que esas decisiones dividen profundamente a un país, levanta un muro entre territorios si se aceptan las categorías de naciones y regiones y los ciudadanos son considerados de primera o segunda por un Gobierno que debería ser de todos, y no de supremacistas elites políticas y económicas. Es más, en realidad quiénes van a ser claves en el futuro del país son personajes grotescos como Puigdemont, amén de otros líderes secesionistas que en sus raíces existenciales está el desprecio y la desintegración de la unidad de la nación española.

Sobre la cortina de avances sociales que están por ver, queda flotando el principio de los humillantes pagos que ha hecho Sánchez para mantener el poder, con el primer plazo de la amnistía. En el transcurrir de la legislatura veremos cómo se satisfacen otros pagos vigentes en los contratos firmados por un presidente sin escrúpulos, que lleva a cabo lo negado poco antes. Los socios de don Pedro tienen razón cuando dicen que viven un momento histórico que no podían soñar. Tampoco la mayoría de los españolitos creíamos que íbamos a admitir mediadores internacionales ‘de reconocido prestigio’ para avalar la deshonra de nuestra nación.

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