La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Drogas de famosos para...

Cómo es posible que escaseen medicamentos para la diabetes porque se (mal)utilicen para adelgazar

Para adelgazar. Sí, han leído bien. Es lo último entre los famosos de Hollywood. Dicen que lo tomó Kim Kardashian para embutirse en un carísimo vestido de Marilyn Monroe, el espectacular traje ceñido con que cantó a Kennedy su Cumpleaños Feliz, y personajes como Elon Musk ya han confesado que es su "secreto" para adelgazar. El fármaco se llama Wegovy, cuesta más de 1.500 euros al mes y se prescribe para la diabetes. En realidad, la agencia de Alimentación y Medicamentos de USA lo ha aprobado recientemente contra el sobrepeso crónico. No es el único medicamento al que se distorsiona su uso (quienes lo pueden pagar) buscando un milagro. Hay decenas de artículos en internet contándonos las bondades de la Saxenda o el Ozempic. Y con muchas más visitas que los que alertan de sus gravísimas consecuencias para la salud.

Supuestos atajos pero con consecuencias. Y no solo para salud. María José es diabética. Tipo 2. Además de la dieta estricta y el ejercicio, controlar su nivel de azúcar en sangre depende del medicamento que se inyecta cada semana en el abdomen (en su caso, el Ozempic). Me decía esta mañana que está preocupada: aún no ha conseguido comprarlo. Está agotado. Y se ha recorrido decenas de farmacias de la ciudad sin éxito. Las fiestas, los excesos… y estas supuestas soluciones prodigio que nos hacen cruzar la escurridiza línea de la sensatez. Ella ha estado cuatro días en la UCI con cetoacidosis, en coma, entre la vida y la muerte, por un efecto adverso de uno de estos fármacos. Pero eso no lo queremos saber. Es más fácil tratar de convencer a tu médico de cabecera para que te recete unos cuantos kilos menos.

Rápido y sin esfuerzo. Es la seña de identidad de nuestros tiempos. No debería extrañarnos que miles de personas hayan votado por el "modo goblin" como palabra del año en el popular concurso que organizan los editores del diccionario Oxford. El origen tiene que ver con los "duendes" pero, tras el impasse de la pandemia, su sentido es mucho más mundano: no hacer nada. Una oda a la autoindulgencia y la pereza. Hay una imagen muy corriente que lo ilustra: vernos tirados en el sofá, en pijama, con la taza sucia del café y la caja de pizza medio vacía.

Vivimos en los extremos. Dani Martín deja la música porque sufre el "síndrome del impostor". Más de dos décadas de éxito pero se cree un fraude. Demasiadas expectativas; demasiadas exigencias. Justo al lado contrario de ese nihilismo con que ahora, ilusamente, creemos escapar.

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