Aldous Huxley murió justo el año en que yo vine al mundo. Siempre dijo que cuantos más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje. No sé si se lo debo a él, pero la verdad, a poco que analizo los mensajes políticos, a casi setenta años de que Huxley lo escribiera, su contenido no ha perdido un ápice de actualidad. Hoy resulta perfectamente aplicable a la caza que desde el gobierno se ha concertado contra Ferrovial, por su decisión de trasladar su centro de operaciones y decisiones a los Países Bajos.

El ministro Escrivá ha sido de los primeros en salir. "Que mala consejera es la codicia" señala, escudando la decisión empresarial en una motivación cortoplacista de arbitraje fiscal, "por un pequeño diferencial de tipos". Lo sé. Ni usted ni yo sabemos a qué llama pequeños el ministro, que, dicho sea de paso, debería apelar el silencio como virtud, o cuando menos, sosegar sus expresiones y no colocarse, como ahora, en el mayor ridículo de la vida pública. Sobretodo, porque forma parte de uno de los gobiernos que más han acosado a los empresarios exigiéndoles, sin rigor y con dureza, competitividad. Ser más competitivos. Precisamente lo que el españolito de a pie pide al gobierno de la nación: competitividad y competitividad fiscal. Han perdido. Lo saben. Y seguirán perdiendo.

A nada ayuda que Calviño apele en nombre del Gobierno socialista -ahora sí, mire usted qué pequeño es el mundo-, a una españolidad mal dibujada: "No resulta aceptable que una empresa que ha nacido y crecido en España muestre esa falta de compromiso con su país". Tanto meterse con los del puro tiene estas cosas, pero viniendo de Calviño, parece poco respetuoso a su condición de economista esgrimir argumentos de la derechona. Qué dirán los catalanes y los vascos de la ministra…

Lo verdaderamente cierto es que Ferrovial es un toque de seria atención. El Gobierno se empeña en atacar a los empresarios españoles, y estos, huérfanos de todo auxilio, quietos no se van a quedar. La pela es la pela. En Cataluña y en cualquier sitio. Obtener el mayor beneficio, no sólo es un derecho, sino casi una legítima obligación para quien asienta miles y miles de puestos de trabajo en su riesgo económico. Cierto que Ferrovial apela a una calificación crediticia inmejorable en Países Bajos y un marco jurídico inmejorable. Yo sigo pensando que la pela es la pela…

El Gobierno de España ha cometido innumerables errores en el ámbito fiscal y ha exhibido una manifiesta irresponsabilidad en sus declaraciones públicas acerca del empresariado español. Pedro Sánchez es incapaz de controlar el fuego que él mismo, por acción y por omisión, ha creado. Incapaz de poner orden, no sabemos si el mes de diciembre le vendrá excesivamente largo. El desgaste es tremendo como traducen las últimas encuestas. Mejor le iría si dejara de intervenir el mercado con medidas que lo distorsionan (impuestos de nuevo cuño), o satanizar empresas y empresarios. O, en definitiva, se aleje del populismo que de manera creciente se esta apoderando de la vida pública que pretenden, sin éxito, controlar.

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