Juan José Ruiz Molinero

García Román

MIRADA ALREDEDOR

23 de junio 2012 - 01:00

LOS que seguimos la carrera musical de José García Román, hace tiempo que no hemos dudado, vista su constante progresión, en considerarlo no sólo como uno de los grandes compositores españoles actuales -es Premio Nacional de Música-, sino con una dimensión que rebasa nuestras fronteras. Por eso no nos extraña que fuera de ellas consiga galardones tan prestigiosos como la condecoración del Gobierno francés de Chevalier des Arts et des Lettres, argumentada la distinción en un comunicado que Jesús Arias recogía en estas páginas, donde se detallaba la valía de su obra musical, desde la emotiva Ante las ruinas de Oradour-sur-Glane, homenaje a la villa francesa masacrada por los nazis, su ciclo de Ciudades (De civitate), su ópera El Bosque de Diana, su Elegía estrenada en Berlín o ese "monumental -dice el comunicado- Réquiem estrenado en 2006 por los Festivales de Granada y Santander, reconocido por la crítica como una página insólita en la música española de los últimos tiempos". No es el primer galardón oficial que recibe el compositor granadino, ya que en 2002 el primer ministro del Gobierno francés lo condecoró como Chevalier dans l`Ordre des Palmes Academiques. Porque a García Román no sólo se le reconocen sus méritos musicales, sino sus ensayos literarios, su atención académica, su preocupación por los valores éticos y estéticos locales y universales y su diálogo musical entre ciudades. De estas obras -y muchas más- he escrito en numerosas ocasiones, por lo que hoy, en el espacio limitado de esta columna, cuando el Festival Internacional de Música y Danza de Granada -muchas de cuyas jornadas ha enriquecido con su obra- acaba de abrir sus puertas, sólo cabe la felicitación a este granadino universal y una nota de advertencia: Sobre los habituales silencios, envidias y cicaterías de una ciudad como Granada conviene que nos lleguen noticias exteriores de reconocimientos a gentes que han nacido aquí y viven entre nosotros. La universalidad de Granada, sin la proyección de sus hijos más preclaros, sería imposible. En el mismo Festival tenemos ejemplos de cómo han llegado a triunfar aquí los granadinos que ya lo han hecho fuera.

José García Román es uno de los valores más importantes de la música española. Los que nos emocionamos con su Réquiem, en Granada y Santander, como nos hemos emocionado ante otras muchas obras suyas, consideramos que el honor recibido por el compositor es un honor que ha de compartir la ciudad. La ciudad de García Lorca, la de los veinte años de Manuel de Falla, la de Guerrero, Rivera o Martín Recuerda, la recreada por Debussy o por Albéniz. La Granada creadora en sí misma y capaz de inspirar creaciones universales. En resumidas cuentas, la Granada que debe estar alerta contra mediocridades y los frecuentes secuestros para espurios y deleznables intereses.

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