Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Golpe de graciosos

En Nochevieja, los cómicos dieron en TVE un golpe de Estado porque diputados-bufones les están robando la profesión

En Nochevieja, los cómicos asaltaron el Congreso y dieron un Golpe de Gracia en TVE a las órdenes de José Mota. Era previsible, diputados-bufones les han robado la profesión. A ellos y a los ironistas, a los humoristas, a los coñones, a los chistosos y, también, a este humilde bloguero de arrabal que, hasta hace muy poco, pensaba que la única forma de hablar en serio era hacerlo en broma. Y que sostenía que, junto con la poesía, la risa era una forma de enfrentarse a lo obvio, a lo ya nombrado, a lo evidente. Una herramienta para buscar nuevas palabras y nuevas realidades no nombradas o para ridiculizar las palabras sagradas del pode y de la gloria. El poeta Javier Egea había dicho de la poesía que era un pequeño pueblo en armas contra la soledad. Del humor, se podía decir también que era ese pequeño pueblo en armas contra la estupidez, contra los abusos, contra los fundamentalismos excluyentes, contras las verdades inamovibles. Hubo un tiempo en que los políticos se movían mal en el terreno del humor y que, cuando eran entrevistados, huían de él como gatos escaldados: "Ahora, vamos a hablar en serio…", cortaban, cuando el entrevistador les hacía una pregunta jocosa. Pero luego todos pasaron por El Hormiguero y se aficionaron a ser bufones y señores, a la vez: dos en uno. Y terminaron haciendo y diciendo tales disparates que ni el cómico más ocurrente habría podido superarlos. El golpe de estado de los cómicos está perfectamente justificado: les han quitado su comer. Umberto Eco, en El nombre de la rosa, cuenta cómo se hizo desaparecer de la biblioteca de una abadía del siglo XIV el libro que Aristóteles había dedicado a la risa. Todavía en ese siglo la risa era peligrosa. Los poderosos, inteligentemente, permitían que el pueblo se riera de ellos en Carnaval. Fuera de ese tiempo, todos firmes y serios. Los reyes llevaban un bufón a lado que les cantaba las verdades a la cara sin temer por su vida. Astutamente, el poder ha desactivado hoy la fuerza transformadora de la risa, convirtiendo su trabajo en una farsa en la que los mandamases hacen de bufones. Mota protestó por esta apropiación indebida. Y es solo el principio: los mismos Reyes Magos serán sustituidos, en la noche del día 5, por diputados dispuestos a dejarnos en los zapatos el regalo envenenado de un gobierno inestable.

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