Miguel Giménez Yanguas, de padres granadinos, nace en Málaga en 1939, regresando a Granada en 1943. Ingeniero industrial, profesor de la Universidad de Granada, es Medalla de Oro al mérito por la ciudad de Granada (1996), Premio Andalucía Andrés de Vandelvira (2003) y Premio Nacional de ingeniería industrial (2008). Académico de la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada y correspondiente de otras cuantas.

Investigador, coautor de libros como Patrimonio Industrial de Granada, El pasado del futuro: vestigios de la industrialización en la provincia de Granada y Proyecto de teleférico en Sierra Nevada, Motril y el azúcar.

Junto a Javier Piñar ha sido comisario de importantes exposiciones sobre la Alhambra, la electricidad, los tranvías, o los bomberos de Granada.

A principios de la década de 1980 la Universidad de Granada planteó el proyecto de un Museo de la Ciencia, que no llegó a materializarse. En la década de los 90 del siglo pasado se creó el 'Taller de Restauración del Patrimonio Científico e Industrial' que fue rebautizado como 'Taller Miguel Jiménez Yanguas', y que posteriormente fue desmantelado. El Parque de las Ciencias, desde su inauguración, tiene una sala denominada 'Piezas de Museo' formada con un depósito de una pequeña parte de la colección de Miguel Giménez Yanguas.

El legado de Miguel Giménez Yanguas consta de diferentes apartados. Por una parte más de 1.500 piezas relativas al Patrimonio Industrial vinculadas a la etapa contemporánea de la Alhambra, Granada capital y provincia, Sierra Nevada, Motril, Salobreña... a la memoria azucarera, tranvías, electricidad, instrumentos científicos y topográficos. La mayoría de estas piezas cuidadosamente restauradas por Miguel.

No menos importante es su archivo en donde conserva los papeles técnicos de las antiguas azucareras, de los tranvías de Granada y de Sierra Nevada. También el archivo de su abuelo, el arquitecto Francisco Giménez Arévalo, y de José Felipe Jiménez Lacal, arquitecto de la Fundación Rodríguez Acosta y del Palacete de Quinta Alegre. Biblioteca técnica de ingeniería del siglo XIX, que ha servido para realizar cinco tesis doctorales. Los planos originales de las azucareras y de los tranvías.

Por último mencionar el edificio de la calle San Isidro, de 1776, con un magnífico patio de columnas y más de 600 m² útiles a rehabilitar. Colección de piezas de museo, archivo, biblioteca y edificio, todo quiere cederlo de forma completamente gratuita, sin poner otra condición que el que esté expuesta y al servicio del público y los investigadores. Uno de los legados de Patrimonio industrial más importantes de nuestro país.

¿Dejaremos perder este legado?

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