Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Logroño

Más que un problema de machismo, en las aulas lo que existe realmente es un problema de educación

Jesús Quintero no me dejará por mentiroso porque los dos oímos lo mismo cuando nos saludamos el otro día en la Campana. La marcha iba precedida por dos furgones de la Policía Nacional. Llevaban pancartas, tocaban silbatos y esgrimían un juvenil y encomiable desenfado. La rima ha sido esencial en la historia de las reivindicaciones, desde el Libertad, Amnistía, Estatuto de Autonomía, a El pueblo, unido, jamás será vencido, una mezcla de labordetas y quilapayunes para darle una fuerza lírica a las épicas demandas. La rima del otro día era chusca y procaz. Decía "oño, oño, oño… las niñas tienen coño". El alumnado de Secundaria había convocado una jornada de huelga para protestar contra el machismo en las aulas. A la vista de ese estrambote, está claro que en las aulas más que un problema de machismo hay un problema de educación que no creo que resuelva por arte de magia la consejería de Feminismo que quiere crear Teresa Rodríguez si llega a la presidencia de la Junta.

El otro día entrevisté a Julia Navarro, una antigua compañera de oficio que ahora conquista a millones de lectores como novelista. Antes de empezar a preguntarle cosas sobre su última novela, Tú no matarás, le comenté que casualmente los seis libros que yo estaba leyendo están escritos por mujeres. Con Almudena Grandes había viajado desde Toulouse hasta el valle de Arán en el primero de sus Episodios de una guerra interminable; he hecho con Julia Navarro el viaje en barco que sus personajes hacen desde Lisboa hasta Alejandría; he gozado lo indecible como lector con la cubana Marilyn Bobes, ganadora del premio Guantanamera de la agencia de Carmen Balcells; la canadiense Wendy Kramer me llevó a explorar California con el cordobés de Palma del Río que descubrió San Diego; he recorrido de la mano de Soledad Becerril el camino de la Transición, que ella vivió como Kathleen Turner en Tras el corazón verde, y cada noche me tomo unas dosis de Imperiofobia y leyenda negra, esa joya que la profesora malagueña María Elvira Roca ha escrito para que nos sintamos españoles sin complejos.

En las mujeres pasa como con los hombres. Las hay que escriben divino y las que lo hacen rematadamente mal. Ahí la igualdad es absoluta. También rima con Logroño, muy cerca de donde Berceo encontró la fuente de nuestro bellísimo idioma. Oño, oño, oño…

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