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Hacía tiempo que una foto no saltaba por tantos grupos de Whatsapp y Telegram. Con un mensaje subliminal y una lectura completamente distinta a la original. Lunes 9 de noviembre: Elías Bendodo se reúne con Luis Salvador para mostrar "el apoyo del Gobierno andaluz" al alcalde de Granada por la situación crítica de la pandemia en nuestra provincia, peor ya que en la primera ola, y la entrada en vigor de las medidas más duras y restrictivas de toda la comunidad.
El propio consejero de Presidencia cuelga las imágenes en su cuenta oficial de Twitter y de ahí vuelan por las redes con un pie de foto bien distinto: la maniobra ya está en marcha. Hablamos -lógicamente- de política y de maniobras electorales, no de crisis sanitaria.
En Granada hace tiempo que se da por sentado que Luis Salvador acabará en el PP. Giro copernicano. Toda una vida en política da para mucho: sobre todo después de tener que asumir que sus compañeros lo terminaran arrinconando en la etapa final del zapaterismo -tras pasar más de veinte años militando en el PSOE- y tener que digerir también que acabara en asalto frustrado su intento de hacerse con la secretaría general en Granada. Desde allí coqueteó con la UPyD de Rosa Díaz, conoció al joven Albert Rivera en las tertulias televisivas de la pomada madrileña y se produjo un idilio con los postulados liberales del partido naranja que se ha mantenido inquebrantable hasta ahora. Pero ahora toca pragmatismo y las encuestas internas que maneja Cs para Granada no le darían ni un concejal...
En cuestión de semanas llegaremos al ecuador del mandato a nivel autonómico y, en menos de seis meses, Salvador tendrá que enfrentarse al deadline del 2+2 con que Sebastián Pérez está dispuesto a sacarlo de la Alcaldía. Con o sin pandemia, es el momento de la fontanería política. Y si es con aliados, mejor.
Aquí entra Juan Marín. El actual vicepresidente de la Junta y líder de Cs a nivel regional tiene su futuro con tantos nubarrones como el de Luis Salvador. Ya no se odian; sus destinos ahora se entrecruzan, a ninguno de los dos les va nada bien con el nuevo Cs de Inés Arrimadas -menos aún con sus lugartenientes Carlos Cuadrado y José María Espejo- y los dos han decidido que Fran Hervías -quien prácticamente los ha situado a los dos en sus puestos institucionales- tiene demasiado poder en la sombra sin que esté muy claro que ahora vaya a tener una especial prioridad hacia sus causas. Porque, para ellos, el primer horizonte es 2022 cuando toquen las elecciones andaluzas y de ahí situar la alfombra bien mullida hacia las municipales (2023). Del rojo al naranja para acabar en el azul. Junto a la derecha "centrada y moderada" del nuevo Pablo Casado que, a nivel andaluz, el tándem Moreno-Bendodo lleva dos años situando como esa bandera de poder territorial e institucional que Juan Marín no deja de alabar. En público y en privado. En el caso del gaditano, su periplo de partidos casi sería una vuelta al origen: no olvidemos que empezó en Alianza Popular para luego militar en el Partido Andalucista, montar un partido independiente para gobernar con el PSOE en Sanlúcar y, de ahí, encabezar la candidatura regional de Cs.
En Granada, casi desde que se produjo la carambola que dio a Cs la Alcaldía con sólo cuatro concejales -hablemos con propiedad, desde la famosa negociación de madrugada a contrarreloj de 2019 en que Fran Hervías (Cs) pactó con García Egea (PP) dar la capital al partido naranja-, se dice que Luis Salvador acabaría en el PP. Las opciones ya están sobre la mesa: con un Granada Suma de alianza entre PP y Cs (que tendría su réplica en un Andalucía Suma para la contienda regional) o, directamente, con un trasvase a las filas de los populares. Estamos ya, en la zona pantanosa de la fontanería. Si en Madrid no hay sensibilidad para entender las alianzas locales, habrá que hacer la guerra por cuenta propia. Y aquí es donde cobra todo su sentido la foto Elías Bendodo-Luis Salvador.
Nos confirman estos movimientos fuentes bien informadas del PP y también de Ciudadanos. Y prácticamente sin matices discordantes: el propio Luis Salvador ha mantenido reuniones con Elías Bendodo para cerrar un traspaso al PP e, incluso, le ha ofrecido mediar para intentar el proyecto de Andalucía Suma. Si Madrid no da el visto bueno, entonces se activaría una operación sin complejos pilotada por Marín y Salvador desde el Sur que incluiría el trasvase al PP de hasta 100 miembros más del partido naranja.
Evidentemente, esta estrategia tiene un precio. Y lo que ya hay en la hoja de ruta es que Luis Salvador dejaría la enrevesada política municipal para escalar como consejero de la Junta y Juan Marín pasaría a un puesto más tranquilo como senador o responsable de la autoridad portuaria de Sevilla si gobierna el PP.
Lo de que "Luis, Marín y 100 más" se están preparando para irse al PP se está compartiendo estos días en los grupos privados de contactos sin que se cuestione ni suscite sorpresa aunque sí con mucha incertidumbre de que finalmente pueda llevarse a cabo. Desde el PP, a Luis Salvador siempre se le ha echado en cara su vehemencia en la etapa socialista y no son pocos los actuales cargos del PP que ven un "error" sumar al proyecto en auge regional a una persona "sin palabra y sin principios que está más preocupado por las fotos que en gestionar la ciudad". "Incluirlo en el PP es traer lo peor de la escuela de Zapatero a nuestras filas", opinan las voces más críticas desde el PP ironizando sobre lo "poco" que le va a durar su "compromiso con Granada".
Cargos de Cs coinciden en lo avanzado -y maduros- que están los planteamientos del trasvase desde las filas naranjas e incluso personas muy cercanas al alcalde reconocen que él mismo ha explicado su plan: "Hay un estrategia conjunta con Marín para hacer una fuerza común con el PP. Si no es apoyada por la dirección en Madrid, habrá que irse al PP".
La operación no es ninguna extravagancia. Luis Salvador tiene hilo directo con Bendodo pero también con García Egea... Habría que saber hasta qué punto le pueda interesar al PP y cómo afectarán los dos largos años que, cómo mínimo, faltan para ese Andalucía Suma que funcionaría de plataforma para el Granada Suma. La pregunta, como siempre en política, si de verdad hablamos de "sumar" o de "restar".
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