Ya ni a María La Canastera la dejan tranquila

Curiosa imagen la que encontramos a las puertas de una nueva recesión que, probablemente, empobrecerá a los de siempre: la clase obrera. Ya ni a la estatua de María La Canastera la dejan trabajar tranquila. ¿Qué les habrá hecho el pobre busto a los tiburones que, puro en mano, se sientan en los consejos de administración mientras los trabajadores se parten el alma por cuatro duros y unas míseras condiciones laborales? Precintada, junto a sus sillas, como si fuera el cono que tiene a su lado rodeando la escena de un crimen. ¡Hay que tener coraje!

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