Granada está a un tris de volver a estar confinada y, visto lo que hay en las calles, lo que se lee en redes, y lo que dicen los datos, es algo que parece que todo el mundo espera que pase de un momento a otro. Desde hace semanas se desató una especie de carpe diem, un "vamos a darlos todo ahora antes de que nos confinen", y estas son las consecuencias de esta actitud: cierre de la hostelería, grupos limitados, y casi que gracias, porque de momento nos dejan ir de un lado a otro. Pero ojo, que ya avisan que eso es lo que puede pasar dentro de dos semanas. La ciudad y los que han venido a visitarla y han dejado imágenes como las de semanas pasadas han tenido esa actitud de "ande yo caliente", sin mirar que cada vez hay más muertes y que suben los ingresos de jóvenes. Pero no sólo hay que apuntar a los universitarios y gente en edad de merecer, como se decía, si no también a quienes toman decisiones, de arriba a abajo. ¿No ha habido tiempo de tomar medidas antes? ¿No han podido algunos empresarios controlar mejor, mucho mejor, que no se les desmadrara la cosa? Y este 'finde', el 'tardeo' arreciando. Nadie está a la altura. Nadie.

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