La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Podemos, fuera de plazo

El reparto de cargos ha sido el punto de no confluencia. El mismo pecado que el 'podemismo' achacó a la casta

La inscripción fuera de plazo de Podemos en la coalición Por Andalucía formada por IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó tras discutir durante varios meses si pablismo o yolandismo más que si comunismo o socialismo. El espacio de Yolanda, que diría Sánchez. A Podemos le resultaba indigesto entrar en una coalición de izquierdas sin que en ella hubiera prioridad y preponderancia del pablismo y demás belarras del pétreo círculo dirigente de Podemos. El debate de listas era estatal y no regional.

Debemos imaginar, con el legítimo derecho a ejercer nuestra conciencia crítica de la política, que si la discusión para concretar el cartel de la coalición de la izquierda chulísima duró hasta el minuto anterior al cierre del plazo, fue por motivos absolutamente ligados a la cuestión del cartel electoral y no del programa. Esa preponderancia que Podemos no quería ceder en Andalucía, a pesar de su debilidad estructural por el sur. La religión del pabloleninismo es de un único mandamiento: lo que diga Pablo. Y así sigue, aunque él ya no esté.

Han llegado tarde a la formalización del acuerdo porque han ocupado el tiempo en discutir sobre aquello mismo que se criticaba cuando ellos nacieron en las acampadas de la Puerta del Sol en Madrid. El reparto de cargos ha sido el punto de no confluencia. Lo conflictivo. Lo dilatante. El meollo. El mismo pecado que el podemismo achacó a la casta. El nivel de hoy ya es visto como el tiburón que devora aquel crédito que les dio cancha mientras duró la ensoñación de tomar el cielo por asalto.

Los estrategas de Podemos han decidido usar el freno de urgencia para evitar el catacrack y que la culpa de que se vaya al traste todo lo ganado en el pasado más propicio sea para otros. Es un frenazo indigesto pero podríamos pensar que perfectamente planificado, con el que el pablismo de Podemos se quita de enmedio. Intenta estar ausente de la próxima derrota. Irse sin el broche del esquirol en su pecho, pero evitando, al mismo tiempo, ser señalados como bi-derrotados por el bien asentado centrismo morenobonillista del PP. Galicia y Madrid ya fueron suficientes.

Decir abiertamente no a la coalición era demasiado acusatorio por el trazo soberbio con el que se gobierna Podemos. Ir en solitario tampoco era fiable, casi suicida. Usar la chapuza del fuera de plazo parecía una herramienta más victimista, pero al fin y al cabo liberadora. El plan perfecto. La Junta Electoral haría el resto.

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