Podemos y el precio de la luz

Para acceder a la dirección de una empresa se exige una capacidad que no se pide a los políticos que gestionan

Lo del precio galopante de la energía eléctrica es -a todas luces y con perdón- de traca. Y se nos ha venido a mostrar como un muy costoso índice de la inoperancia de muchos políticos que, lejos de podernos servir de algo útil, cada vez se perfilan más claramente como verdaderos fantoches que sólo se dedican a hablar, hablar y hablar y a los que -claramente engañados- se les ha encomendado la gestión de esta enorme empresa que se llama España.

Es curioso, para poder acceder a la dirección de cualquier empresa de orden mediano son exigidos una serie de requisitos que garantizan, mínimamente, incluso, la identificación de la capacidad que para el puesto tienen los aspirantes. En política -como ya dijo la ex vicepresidenta Carmen Calvo que el dinero público no es de nadie- no es así. Y les encomendamos a ciegas nada menos que la gestión que de casi todos los aspectos de nuestras vidas y haciendas, en presente y en futuro. A la democracia le queda mucho camino aún.

Viene todo esto al caso porque en eso que se ha dado en llamar 'las redes' circula una información que viene a reunir imágenes y sonido, tanto del inefable y hoy retirado (¿) Pablo Iglesias y de su compañera y madre de sus hijos, Irene Montero, desgañitándose ambos o poco menos, megáfono en mano, vociferando en diferentes mítines callejeros por distintos pueblos de la geografía nacional, despotricando de todos los demás políticos por su clara incapacidad para frenar el precio de la luz y asegurando que si ellos llegaran a sentarse en el Consejo de Ministros, harían eso, aquello, lo otro y lo de más allá, poniendo "las peras a cuarto" a los dueños de "las eléctricas". Y todo ello, acompañado de un histrionismo exacerbado y sin freno, imprimiendo, con el elevado volumen de su voz lo que podría, lo que de verdad pudo transfigurarse en los oyentes en verdadera certeza y convicción de que, en el caso de que ellos llegasen a gobernar, pondrían "bocado y serreta" al caballo agonioso que es dueño de las asociales compañías productoras o comercializadoras de la energía eléctrica en nuestro país.

Y fue mentira. Dicho así, sin eufemismos, medias tintas ni cataplasmas. Esos dirigentes máximos de Podemos, que llegaron al mundo de la política y la gestión pública con raídos pantalones vaqueros y que luego han resultado ser titulares de sustanciosas cuentas bancarias y bienes raíces; que les sitúan en la élite social y bien alejados, no ya de las clases obreras, sino, incluso, de las clases medias; mintieron porque, gobernando, ni han sabido ni han hecho absolutamente nada de lo que presumían saber hacer para reducir los precios de la energía. Ha quedado claramente demostrado que no son sino un embeleco, una trola, un fraude político, un engaño, una farsa, una patraña, una falacia y un cuento. Eso ha resultado ser Podemos ¿O no?

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