El otro día, que era víspera de la República, la segunda, que de la primera ni Pirri se acuerda, pasaba yo por el Bulevar por motivos de trabajo a media mañana. En el camino de ida a mis mandaos ya se veía bastante Policía Nacional desde Ronda de los Tejares y, justo por la Colegiata, el tránsito hacia Gran Capitán estaba ya bastante restringido. A la vuelta, tomé Concepción por San Nicolás hasta el centro del centro y desde ahí se escuchaba a la gente jalear. Frente al Gran Teatro, una multitud menos multitudinaria que lo que cabría esperar para la visita de la Reina, que, claro, no lo he dicho todavía, era el motivo de la seguridad, del gentío y de los móviles en alto grabando el momento como podían.

Por la tarde noche, más tranquilo, tras la agenda del día, vi algunas imágenes y escuché algunos cortes en las noticias. La reina visita Córdoba para presidir el Tour del Talento y se encuentra con la fila de autoridades, pegadita a la pared, para estrechar su mano. El ministro del ramo iba detrás de la Reina en el besamanos del revés (divertido, porque cuando Iceta anda siempre va un punto más rápido, rayano con un desequilibrio incomprensible) y la Reina a lo suyo, saludando y estrechando, que es lo que toca. En la fila, una concejala absolutamente desconocida para el telespectador común de cualquier provincia del país, lo cual es irrelevante, pero, también prácticamente desconocida para el elector común de esta ciudad, lo cual es muy relevante y más incomprensible, lucía ufana un vestido tricolor, rojo, amarillo, morado: su segundo republicano. Toda una declaración de intenciones: "hola, aquí la concejala republicana"; "pues qué bien, aquí, Letizia, no muy monárquica de toda la vida, pero, fíjate tú, qué cosas". Punto uno de la visión de la moviola. Punto dos: la Reina, que está bien llevada y sabe un rato de comunicación, se acercó a la gente a saludar (parece que rompen el protocolo, pero es que el protocolo es romperlo así) y a estrechar manos, otra vez, de los normales. Un saludito por allí, un selfi por allá, y, de fondo, "Doña Letizia, Doña Letizia", pero más con ese líquida y sibilante, Letissia, Letissia. La reina lo oye, pero se entretiene con otro espontáneo. Más "Doña Letissia, Doña Letissia" y la curiosidad mató al gato, porque la Reina tuvo que pensar algo así como "venga, me acerco a esa señora y ya para dentro". Momentazo Paquita: que la quiero mucho a usted, a su marido, y a las niñas y el resto… pues ya se sabe, Letizia, hija mía, que le vayan dando mucho por culo, que demasiado tienes con lo que tienes y con la que está cayendo. Vaya, dijo la Reina, quién sabe si sorprendida o coincidente Y, en efecto, para dentro.

Si España mañana fuera republicana, puede que no fuera elegante. España, que hoy es reino, puede resultar excluyente. No tenemos remedio. Y yo sin volver a Portugal. Mátame camión.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios