Suicidios adolescentes

Hay que tomar como prioridad social el asunto de la detección y prevención de los suicidios

La trágica noticia que nos golpeaba hace poco más de 72 horas según la cual dos hermanas gemelas saltaron desde el balcón del tercer piso de su casa en Sallent (Barcelona), nos ha llenado de tristeza por el fallecimiento de una de ellas y la situación crítica que está pasando la otra en la unidad de cuidados intensivos.

Tristeza infinita y preocupación maxima porque este es uno más de los numerosos acontecimientos ligados al suicidio que, con tanta frecuencia, nos están afectando en los últimos tiempos. Seguramente cuando pase algún tiempo, podamos disponer de una información más precisa en relación al factor o los factores que han condicionado esta decisión de acabar con su vida por parte de estas dos hermanas adolescentes, aunque sobre una de ellas quede la esperanza de su recuperación.

Como aún no están claras las circunstancias que han podido condicionar esta decisión aunque se especule con un posible caso de acoso escolar, conviene no especular. Pero independiente de los elementos que hayan condicionado esta situación, sí que es claro que enfrentamos un enorme problema cuando hablamos de suicidios en general y de suicidios en adolescentes en particular.

El apoyo psicológico y mejorar la capacidad de detectar precozmente los signos que pueden alertar de síntomas depresivos que puedan desembocar en situaciones de suicido son una asignatura pendiente que habría que resolver tomando como prioridad social este asunto de la prevención de los suicidios.

Especialmente en el ámbito educativo, conviene dotar de apoyo específico tanto a los profesores como a las familias y, junto a un plan específico que tenga en cuenta experiencias de éxito que se estén aplicando en cualquier otro lugar, asegurar el acceso a los profesionales de la psicología debería ser una realidad.

Este acceso no debería quedar condicionado en función de la capacidad de pago o de los recursos de las familias. Debería asegurarse que la asistencia psicológica fuera una prestación pública incorporada en planes específicos.

Por supuesto, en el ámbito educativo y en las familias, habrá que trabajar para ayudarles a la detección precoz y ofrecer recursos de apoyo. Es urgente.

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