La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Mis amigos son los enemigos

Los aliados del PSOE boicotean la Fiesta Nacional, eluden al Jefe del Estado y rechazan su política internacional más básica

La Fiesta Nacional, el pasado jueves, ha desvelado con brutal sinceridad las paradojas y contradicciones de la Nación española. Es una fiesta que tiene enemigos, unos confesos y otros soterrados. Curiosamente, resultan ser los mejores amigos del Gobierno en funciones y en vías de confirmación.

Al 12-O asistieron, como es su obligación, todos los presidentes de comunidades autónomas excepto dos, los de Euskadi y Cataluña, ya habituales de la ausencia en todo lo que una las palabras celebración y España. Los dos pertenecen a partidos soberanistas (PNV y ERC) considerados socios prioritarios para la investidura de Pedro Sánchez. Tampoco acudieron, como siempre, Junts per Catalunya, Bildu y BN Galego, igualmente fundamentales para que el candidato a presidente alcance los 175 votos reglamentarios en el Congreso que legitimarían su reelección.

Las mismas cinco organizaciones, salvo el PNV, no han estimado oportuno participar en la ronda de consultas convocada por el Jefe del Estado para, por mandato de la Constitución, encargar la formación de nuevo gobierno al candidato que más posibilidades tenga de concitar en torno suyo una mayoría de diputados. De este modo, el Rey ha de decidir a ciegas, confiando en los apoyos que el candidato dice tener amarrados. Muy normal no parece la situación. Dentro de unos días la princesa Leonor de Borbón jurará o prometerá solemnemente lealtad a la Constitución como futura Reina de España. Otro evento festivo y trascendental al que no asistirán los aliados de Pedro Sánchez. Por voluntad expresa, para que se sepa, por puro boicot a los símbolos máximos del Estado dentro del cual ostentan los cargos que ostentan.

Es verdad que sí estuvieron en los festejos del 12-O los más amiguitos de los amigos del presidente. Los socios de coalición con los que quiere compartir otros cuatro años de avance. La ministra Belarra, por ejemplo, que hace constar que no se debe celebrar de ninguna manera lo que no fue sino un genocidio hispánico contra los indígenas americanos. Ella, Yolanda y los demás ministros de Sumar rechazan completamente la actuación más transcendental en política internacional del Gobierno del que tan orgullosamente forman parte: la invasión y guerra de Rusia contra Ucrania.

Se lo preguntan tirios y troyanos, partidarios y detractores de la amnistía. ¿Se puede gobernar con seriedad un país con estos mimbres/socios? Se está intentando.

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