La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Y los andaluces le hicieron la 'cobra' al PSOE

Sólo el avance del calendario nos dirá si Vox ha llegado para quedarse y si el 3-D puede ser un revulsivo como antídoto

El Gobierno de PP y Ciudadanos en la Junta está hecho. Están las mimbres; la escaleta. Falta terminar de construir el relato mediático, definir el espacio que ocuparán los invitados de piedra de Vox y poner cientos de nombres a la fotografía del cambio para culminar, en partes iguales, el mayor ERE en la historia de la autonomía andaluza y la mayor operación de colocación. Unos llenan cajas -¿y trituran papeles?- y otros se frotan las manos.

Juanma Moreno ocupará San Telmo rompiendo la anomalía de que sea Andalucía la única comunidad autónoma que no ha vivido en España la alternancia en toda la democracia. El PP de Moreno Bonilla, el candidato que hablaba a las vacas, conseguirá lo que Javier Arenas no alcanzó en 2012 con su triunfo histórico pero insuficiente. Y lo hará con los peores resultados electorales en la hoja de servicios de los populares.

Es la política; es el precio de la aritmética demoscópica. El amargor de la victoria se sufre ahora en las filas socialistas porque no gobierna quien gana sino quien puede. Y los números no salen a la izquierda sino a la derecha sin que ello signifique necesariamente que Andalucía haya cambiado de piel. El PSOE salió partido a la batalla -¿nadie previó ni en San Vicente ni en Ferraz las consecuencias de dejar fuera de las listas a los sanchistas?- y hasta sin ganas -¿no había otro modo de insuflar pulso a la campaña que poniendo el foco sobre Vox?-.

La digestión será pesada y con un efecto dominó demoledor. Los 718 altos cargos que cesarán con el vuelco político que los andaluces decidieron el 2-D desatarán un terremoto laboral sin precedentes en las ocho provincias y un punto de inflexión y de no retorno para el PSOE andaluz. Porque es la estructura central de gobierno de la Junta -en Sevilla y en las delegaciones- pero es también el personal eventual (más de 450 puestos en nómina) y es la administración paralela, ese monstruo de consorcios, fundaciones, agencias y sociedades mercantiles que en los últimos años ha concentrado las críticas y reproches de toda la oposición. Empezando por un Canal Sur que, probablemente como guiño a los patriotas de Santiago Abascal, virará aún más a la fiesta y el folclore, a la caza y los toros. Al "soy español".

Se levantarán alfombras sin contemplaciones. Lo hemos vivido en los ayuntamientos y diputaciones en momentos clave de relevo electoral pero con sordina. El poder apacigua la revancha -ocurrió, por ejemplo, cuando el PP de Granada se hizo con el gobierno provincial y lo hemos comprobado en este mandato cuando el equipo de Cuenca ha desalojado al PP de la Plaza del Carmen- pero es difícil que se amortigüe en la administración que más se le había resistido al PP. Era un bastión imposible. Tanto que, a nivel interno, reconocen que les ha tocado la lotería y bromean con que tendrán que poner anuncios en los periódicos para ocupar tantos sillones…

Porque hablamos de un terremoto que vendrá seguido de un tsunami. Como ocurrió en la campaña electoral, el 2-D tiene una lectura regional pero también local y nacional. La irrupción de Vox tendrá un reflejo en los ayuntamientos, en las diputaciones y en el Parlamento europeo a partir de mayo del próximo año. Si estamos o no al otro lado del espejo del 15-M como válvula de escape del hartazgo, si el 3-D de movilización juvenil -que esta semana se ha vivido con diferente intensidad en algunas ciudades como Granada, Cádiz o Sevilla- cristalizará o no como antídoto del populismo y si el mensaje de los "40 años de cortijo" ha calado tanto como para tener segundas y terceras partes lo sabremos a medida que avance el calendario.

Está en duda la persistencia del virus y su capacidad de propagación pero no su existencia. Ha brotado por Andalucía como podía haberlo hecho por Cataluña. Y casi sería una irresponsabilidad que en los partidos no se viviera con caras circunspectas y con la calculadora en mano. Sí, haciendo números.

En Granada, como ironizaba Sebastián Pérez en la resaca electoral, los ciudadanos le han hecho la cobra al PSOE. Y será histórico, sí, pero no una garantía de nada. Porque si hay algo que caracteriza a las serpientes es su sigilo; sobre todo cuando se revuelven.

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