Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

La anti-España de los socios de Sánchez

Mientras el Rey hablaba de concordia, ellos mostraban su gozo de romper lazos constitucionales

Era obvio que los socios de Sánchez, fervorosos paladines de la anti-España, pero a los que debe mantenerse en el poder, mostrasen su rechazo al tradicional mensaje navideño del Rey en el que alertaba contra el “germen de la discordia”, insistía en la necesidad del máximo respeto a la Constitución, “sin la que no hay democracia ni convivencia”, y, como es obligación en un jefe de Estado, defendió la unidad de la nación española. “La unidad será la clave para que podamos afrontar los retos a los que España e enfrenta”. Nos animó, finalmente, a “velar por el buen nombre y la dignidad de nuestro país”.

Mensaje normal si no fuera porque esos principios se han estado pisoteando no sólo este año, sino en el transcurso de la legislatura, por el Gobierno de Sánchez y una oposición que no ha estado a la altura de las circunstancias. Porque, en cualquier balance independiente que se precie, la mentira y el engaño ha sido la norma de la clase política, con especial incidencia en la que tiene la responsabilidad de gobernar. Don Pedro, por ejemplo, ha negado, no tres veces, como el discípulo de Jesús, sino decenas o centenares de ocasiones, que no habría amnistía para los delincuentes del ‘procés’, incluso que traería al fugado Puigdemont para dar cuenta ante la Justicia, entre la galería de embustes que enriquecen las hemerotecas para su vergüenza.

Mientras el Rey hablaba de esa España unida, el catalán Pere Aragonès consideraba en su mensaje el mayor éxito para su causa la ley de amnistía –amén de los indultos ya logrados, la eliminación de los delitos de sedición, malversación y otras concesiones a cambio de los votos de investidura–, sin olvidarse que 2024 puede ser el año del referéndum de independencia. Mientras tanto, exige una financiación “singular” para Cataluña.

Con este bagaje –y otras exigencias del resto de socios, como los filoetarras de Bildu, a los que se ha regalado la alcaldía de Pamplona, y hasta el PNV– es natural que abominen del discurso de Felipe VI, que, por cierto, deberá firmar la ley que borra todo ese infame proceso del golpismo catalán por la irresponsable actitud de un Sánchez, capaz de vender su dignidad y la de su país, por alargar un poco más su contrato de inquilinato de La Moncloa. Aunque su renta no le permite estar en el grupo de vulnerables que no podrán ser desahuciados de sus viviendas por un tiempo, él se ha asegurado pagar –y el resto de españolitos, por supuesto– el altísimo precio de la suya.

En fin, esperemos que 2024 mejore, al menos, el clima de tensión política y social. Este veterano comentarista se lo desea a todos, sean a no lectores de estas miradas al amplio alrededor en que vivimos.

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