Los árboles no se tocan

16 de septiembre 2025 - 03:07

Sin negociación, sin consulta, sin acuerdo, sólo por imposición quiere actuar el actual Consistorio de Granada, tan arboricida como el del socialista Cuenca, y talar, porque ellos lo mandan, árboles muy grandes, plátanos de sombra que son adultos desde hace ya bastantes décadas, más que consolidados, que se encuentran a lo largo de la avenida de Cervantes. ¡Y quieren cortar 20!

Alegan cuestiones “técnicas” y de accesibilidad, olvidándose de que esos árboles, como otros muchos que ya se han cargado, son monumentos naturales y actúan de refugios climáticos y de control natural de la contaminación, olvidan también que los coches son lo último, y que, si hay algo que cortar, debe ser el reguero de coches que aguantamos todos los días y no los árboles, que son vida y generan vida.

Los arboricidios en esta ciudad plagada de asfalto es continuo, y, como si ya no tuviéramos bastante con la absoluta degradación de Granada por los pintarrajos que inundan nuestras calles y monumentos, y por la suciedad que nos invade, la tala de árboles es recurrente en esta ciudad-cementazo.

Está claro que a los consistorios granadinos les resulta más barato talar que cambiar proyectos, y echar cemento en los alcorques de los árboles que talan, que negarse a talar. Aunque a veces son más sutiles y tapan los alcorques con losetas pensando que no nos daremos cuenta. Lamentable.

¿Y qué decir de las amputaciones que les hacen a los que sobreviven? Les dejan cuatro ramas sin hojas, y en verano muchos no aguantan y se secan ¿Y de las gamberradas sin control que mutilan y destrozan más árboles?

Miren señores ediles, sin tan siquiera abundar en sus beneficios medioambientales, los árboles son seres vivos a los que hay que respetar y que tienen derecho a la vida, muchos son monumentos vivos y no pueden cortarse ni por dinero ni por proyectos. Pero se ve que ustedes no conocen los más mínimos principios del respeto a la naturaleza. Y es que es muy bonito ponerse la camiseta verde cuando toca plantar unos míseros tallos, para luego talar árboles sin piedad.

Son los coches los que deben adaptarse a los árboles y no al contrario, máxime si queremos una Granada más amable, más verde y libre de emisiones, y no la Granada desagradable, sucia y desapacible a la que ustedes nos condenan. Los árboles no se tocan. Tampoco los de la avenida de Cervantes

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