Hoja de ruta

Ignacio Martínez

La bandera y los complejos

Aun amigo mío su hija, que tiene ocho años, le pidió en la Eurocopa 2008 que le comprase una bandera española. La niña la ha vuelto a sacar, sin complejos, para ver los partidos de España en Sudáfrica. Mi amigo, que tiene ya unos años y vota a la izquierda, confiesa que todavía le rechina este amor por la bandera nacional, pero le maravilla que niños y adolescentes la exhiban con el orgullo que les falta a los adultos. O más bien, a algunos adultos.

Los éxitos del fútbol nos dan cohesión nacional y derriban estereotipos. Por ejemplo, que la bandera roja, amarilla y roja sea una exclusiva de la derecha. Lo era cuando se decía que era roja y gualda. La bandera es muy importante en nuestra Constitución; ocupa el artículo cuatro. Justo detrás de los que hablan de democracia, unidad de la nación y del castellano como lengua oficial. El Diccionario de la Lengua Española contiene diversos estereotipos. Por ejemplo, diestra y siniestra, derecha e izquierda, tienen otros significados que son en el primer caso positivos y en el segundo muy negativos.

Y ese mismo diccionario sostiene que bandera es una tela que se emplea como enseña de una nación, una ciudad o una institución. O de una persona, añado yo. Jorge Lorenzo, ganador ayer en el circuito de Cataluña en MotoGP, se paseó por Montmeló tras el triunfo con su bandera personal. Una pena, porque sus fans le habían solicitado mayoritariamente a través de la red social Twitter que lo hiciera con la camiseta de la selección: "Es lo que más me habían pedido, pero aquí en Cataluña es complicado", ha dicho el muy bobo. Otra bobería parecida la ha dicho el diputado Joan Herrera, de la Izquierda Unida catalana, que ha bautizado al equipo nacional como la selección Hispano-Barça.

En fin, que nos cuesta todavía. Alemania, nuestro próximo rival en la Copa del Mundo, estuvo dividida durante 45 años y la bandera de los dos países era la misma; sólo se diferenciaba por los escudos. Sin embargo, en este país de rojos y azules las dos Españas tenían banderas distintas. Es curioso que otro estereotipo que se ha derribado es el propio nombre que le damos a la selección, La Roja. En este campo sí que hemos acabado con los complejos de raíz. Tenemos dos brazos y dos piernas, y si empleamos las cuatro extremidades somos más capaces que mancos o cojos. Pues lo mismo deberíamos pensar de las banderas: tenemos muchas y nos pueden representar todas al mismo tiempo. Es más, estaremos más abrigados con la local de cada uno; la regional, con la que empieza por cierto el himno de Andalucía; la nacional y la europea.

Seremos más diestros ejerciendo al mismo tiempo, con naturalidad, nuestro carácter local, andaluz, español y europeo. Más diestros, de más hábiles, porque la bandera es de todos, como nos demuestran nuestros jóvenes con motivo del Mundial. Sin complejos.

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