Ciudadanía por Gaza

En las últimas semanas podemos apreciar mayor intensidad en la presión ciudadana por parte de diferentes grupos sociales y personas influyentes denunciando el genocidio que el Gobierno de Israel está cometiendo contra el pueblo gazatí. La ciudadanía está dando una lección a las instituciones.

Y es que el genocidio de Netanyahu ha puesto a prueba a la ONU, a UNICEF, a la UE y al resto de la comunidad internacional, dada su incapacidad para detener el asesinato masivo de personas indefensas que nos trae imágenes inadmisibles y dolorosisimas de destrucción, hambre y muerte. Entre ellas, insoportable el impacto en cientos y miles de niños y niñas.

Este conflicto comienza a movilizar de manera más intensa a colectivos sociales y a personas influyentes: es el caso de las protestas en la vuelta ciclista a España, la flotilla de decenas de barcos que desde Barcelona se han dirigido hasta Gaza o las manifestaciones de Arturo Pérez Reverte rechazando las acciones de Israel contra los gazatíes, por ejemplo.

Estas protestas y declaraciones ayudan mucho a recuperar la ilusión en la sociedad dado que las instituciones internacionales y muchos gobiernos están mostrando su inoperancia, lo que nos hace sentir vergüenza y preocupación. Quiero quedarme con el optimismo que me genera el potencial de la sociedad cuando, colectiva y pacíficamente, se muestra contraria a la injusticia y al desprecio de los derechos humanos.

El camino emprendido con iniciativas como las citadas debe ser recorrido cada vez por más personas y más grupos organizados; hay que conseguir parar este genocidio y, después, hay que conseguir juzgar a los criminales y responsables del mismo en el Tribunal Internacional de la Haya.

También, tenemos que trabajar para que la memoria colectiva no olvide nunca las miles de vidas truncadas por las autoridades de Israel; esto será una tarea imprescindible en el objetivo de procurar que nunca más sucedan actos como los que protagonizan Netanyahu y sus ministros junto al ejército israelí. Finalmente debemos cuestionarnos la validez de las instituciones internacionales para el mundo que vivimos y la necesidad de exigir una actitud responsable a nuestros gobiernos.