Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Al igual que otras ONGs que se dedican a expandir su labor más allá de ideologías, naciones, razas o clase social, puede que a alguno de estos ‘espabilaos’ amigos de quedarse con los eurillos sobrantes de cada contrata, se le haya venido a la mente crear una ONG malvada en la que integrar a todos los misioneros del maletín bajo la mesa en la negociación de las contratas.
Por imaginar que no quede. Aunque sea bromear sobre algo tan serio como es que unos cuantos (pocos, siempre) se agencien parte de nuestro dinero (de todos, muchos) para pagarse sus churris mientras hacen declaraciones pomposas (más aún si son de izquierdas, seres de moral superior que viven para el bien de todos, si atendemos a lo que proclaman, aunque luego algunos salgan acosadores machirulos de lo más rancio –caso Errejón y su peña de presuntos– o simples mangantes con arte para crear y luego disimular sus mordidas).
Hay un espanto generalizado ante la oleada (de nuevo) de (también presuntos, por ahora) chorizos con corbata y muchos contactos. Suena a esperpento de Valle-Inclán pero es tan real que supera con creces a la mejor de las ficciones. Las conversaciones entre machos que se rifan las putillas dándose consejos sobre cuáles hacen mejor servicio; las grabaciones cautelares mismas que se hacían entre ellos conscientes de que a la larga les serían útiles cuando la cueva de Alí-Babá se disolviera; el poner propiedades y cantidades a nombre de parientes y amigos al más rancio estilo Borbón pero en progre; o, en fin, a dejarse tentar por los demonios de esta Divina Comedia que eran Acciona o Ferrovial, verdaderos artífices de esta transversalidad corrupta a las que igual les da que gobierne izquierda o derecha siempre que tenga precio su decencia y su conciencia.
Asquea pero es lo que hay. Llevamos demasiados gobiernos en los que a poco que les dejes en el cargo ya los tienes tramando cómo sacarse un pingüe sobresueldo opaco.
La diferencia esta vez está en que nos hemos enterado de primera mano con unos audios que dan arcadas. Se robaba y mucho. Se presiente que habrá mucho más. Y de la sorpresa y el chascarrillo vamos todos pasando en masa a la baja del partido, la indignación, la ira y la rabia perpleja del que se siente, una vez más, traicionado por aquellos a los que otorgó su confianza.
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