Vivir en un barrio Patrimonio de la Humanidad es un lujo al alcance de muy pocos. Ahora bien, esos pocos pagan bien alto el precio de residir en un barrio turístico de postal. No es la primera vez que los vecinos del Albaicín han reclamado su derecho a vivir con las mismas facilidades que el resto de granadinos a pesar de recibir miles de turistas al año. La peatonalización del Paseo de los Tristes ha sido la puntilla para que ya no sólo los vecinos sino los empresarios y trabajadores de la zona lamenten cómo está mermando su actividad. Ahora lo hacen con un informe detallado en el que alertan de la caída del turismo familiar y en el que sin oponerse a las medidas y mejoras turísticas se piense de una manera sostenible que no dañe a residentes y trabajadores de la zona. El documento ofrece la otra cara de un barrio que reclama mejoras para su día a día. La crisis no puede ser excusa para seguir mirando para otro lado.

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