La chauna

José Torrente

La estación del AVE

PRIMERO fue la promesa de volver a Granada a darnos el mitinazo de la campaña del 2007 montado en el AVE de doble vía y ancho internacional. La banda de música de Zagra esperaba contenta el evento para amenizarlo con la música apropiada para aquel simulacro del Mr. Marshall de Berlanga. Sólo llegaron el día y la hora, pero el tren se quedó en Antequera, que ya no es lo que era.

Luego, a través de la malagueña Magdalena (antes partía que doblá), inauguraron el quiosco de tiques con las ofertas vigentes, para agilizar el trámite de la compra del billetito desde Málaga, a pesar de que la promesa incluía la estación de salida en Granada. Pero nos dieron la propina apropiada a nuestra indolencia, por aceptar promesas y no poner remedio, con los votos de votar, a su incumplimiento.

Hoy reiteran el chapuz, y nos invitan a no dudar de sus palabras. Aunque el convenio era para el soterramiento, quieren poner la estación a la vera de la actual pero en superficie y con muchos menos metros de zonas verdes de lo previsto. Es lógico que lo intenten; si ya nos engañaron una vez, por qué no volver a intentarlo. Su tren no es de esta provincia, ni parece que venga con el desenfreno presupuestario con el que llegó a otras ciudades.

Pero todas sus "leches", especialmente las malas, van para el alcalde por no arriar la bandera del soterramiento de la estación, que es la bandera de los granadinos. Otro nuevo incumplimiento, con afamado arquitecto de por medio como útil instrumento al servicio de su falsa promesa, utilizado a beneficio de inventario, a modo de entretenimiento mientras llega, intentando que las fanfarrias y serpentinas de su recibimiento cieguen nuestros ojos, y nos conviertan al mundo de su propaganda, esa con la que nos llevan mareando desde que asieron el gobierno de España.

Se atasca la estación del AVE de Granada, que viene por Antequera, como atascada está la vía férrea en Loja, entre ingentes cantidades de vertidos químicos a los que llaman biodegradables. En eso sí coinciden las izquierdas cuando los gobiernos son de su rama. Otra cosa sería si los gobernantes fueran del PP; entonces el chapapote lojeño, incluso para ellos, sí sería contaminante, aunque el daño ecológico de la zona fuera igual de hiriente. Por eso, los hilillos de esta queja vienen tenues y delicados desde su recinto. Tardaron poco en maldecir a quienes se quejaron de las cabras envenenadas; les tildaron de granadinos opuestos al progreso de esta tierra, pero revisten de escaso pedigrí el drama ecológico, aunque tras el vertido no vuelva a crecer la hierba, o hayan puesto en peligro la piscifactoría de Riofrío.

Y habrá quien diga que esta es la izquierda que Granada necesita, la que acusa al alcalde de hacer el ridículo por defender a los granadinos, después de hacerlo, quien acusa, prometiendo el AVE para Baza y su comarca. Pues que Dios les cuide la vista.

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