La Rayuela
Lola Quero
Papá, ¿quién era Franco?
La justicia es un bien público esencial para la sociedad democrática. No es un concepto abstracto, sino una experiencia tangible que afecta la vida de cada persona. Cuando falla, erosiona la confianza en las instituciones y socava la cohesión social. Pero hoy en día, quizá el problema no sea un anómalo funcionamiento, sino la autoprotección impetrada desde el propio gobierno de la nación y medios de comunicación afines, que insinúan de forma velada acusaciones de corrupción, parcialidad o ineficiencia.
La justicia debe seguir siendo el cimiento donde residenciar sociedades democráticas. Un sistema judicial no solo garantiza el respeto a los derechos individuales, sino también la cohesión social y el propio desarrollo económico. Si quiebra, se siembra la semilla de la desconfianza y la inestabilidad. Es imperativo disponer sistemas judiciales eficientes, transparentes y accesibles, donde los ciudadanos se sientan protegidos y representados.
Ello no implica negar la posibilidad de crítica al Poder Judicial. Es más; la considero legítima y necesaria en una democracia. Pero es fundamental distinguir entre críticas constructivas, que buscan la mejora del sistema, de ataques infundados cuyo fin es socavar su legitimidad. Una forma de negar la democracia es esa: utilizar la crítica al Poder Judicial para desviar la atención de las responsabilidades de otros poderes, sembrando caos y división en la sociedad. Es por ello crucial defender su independencia judicial, promoviendo una cultura de respeto a la ley y a las instituciones democráticas.
Vivimos momentos de desorbitada injerencia política en el Poder Judicial que daña la estructura del Estado de Derecho y corroe las bases de la democracia, fomentando impunidad y desigualdad. Ciudadanos, medios de comunicación, sociedad civil e instituciones democráticas debemos unirnos para defender la independencia judicial y garantizar una justicia como valor universal y accesible para todos, protegida de cualquier tipo de presión externa. Lejos de ser una abstracción, la justicia es herramienta indispensable que garantiza la convivencia pacífica y sociedades justas y equitativas. La independencia judicial no es privilegio de jueces, sino el derecho fundamental de la ciudadanía. Su defensa de la instrumentalización política, tarea de todos.
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