El Covirán y todos los aficionados al mundo del baloncesto de la ciudad sufrieron ayer un mazazo de los gordos, de los que se tarda en recuperar. La derrota ante el Breogán de Lugo le privó de ascender a la ACB y será el conjunto gallego el que la próxima temporada viva en la máxima categoría. La ilusión era absoluta, más después de tener el factor cancha a favor, pero son las cosas que tiene el deporte, que muchas veces nadie comprende cómo pasan. No se trata ahora de hacer sangre, pero quizá, buscando una explicación a lo inexplicable, todo lo sucedido se deba a la 'maldición federativa'. Y es que con las plantillas ya confeccionadas en pretemporada, la Federación Española de Baloncesto decidió cambiar en sus bases de competición el número de ascensos previstos para esta temporada, que pasaron de ser dos a uno. Pocos clubes se opusieron a la imposición de la Federación, quizá porque el tiempo de Covid, y la dificultad de conseguir ingresos, invitaban a gastar menos o ser prudentes si quedaba algo por fichar. Y ya ven, de haberse mantenido las dos plazas de ascenso, el panorama hoy sería otro.

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