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El marrón

Lo imperdonable es abrir debates absurdos, como es lo de meter el tranvía, perdon el metro, por el centro de la ciudad

Hay temas, cuestiones, propuestas o vicisitudes que acompañan a los que viven en un lugar, sea este cualquier lugar del mundo, que forman parte de la vida casi como de la propia piel de los individuos que allí habitan. Imagino que en cada lugar, de ese mundo completo, el tema y cuestión puede variar, transmutarse en aspectos y vicisitudes particulares. Por mucho que queramos ser globales cada uno nació y se siente de una patria chica, menos aquellos que dicen que no la tienen, y yo diría que esos mienten. Mi patria chica se encuentra en Granada y en ella hay pieles que me persiguen; algunas me gustan, otras me hastían, algunas son únicas e inconmensurables, otras angustiosas y febriles.

Para cantar lo bello no me alcanza mi prosa y ya hubo poetas que la alabaron. Para la fiebre que agota y la angustia que nunca se resuelve tenemos a nuestra clase política que es experta en no solucionar nada, o mejor dicho en decir que va a solucionar lo que desde década a década quedó pendiente. Así, de pronto se habla una y otra vez de un tranvía, perdón tren, llamado deseo, que llegaría a Motril. O de terminar las obras e infraestructuras de una presa que sirva realmente a los cultivos de la costa granadina. O de la fiesta de la Toma que cada principio de año trae y atrae las miradas de banderas que ya no representa a casi nadie y que no nos dejan disfrutar de un festivo que años atrás era simplemente una fiesta local. Son ejemplos de cuestiones que nunca se resuelven y que nuestra clase política, en el mejor de los casos, aplaza para convocatorias próximas, o a menudo termina enredando cada vez más como si con ello justificaran el sueldo que cobran de nuestros impuestos.

Algunas de esas cuestiones hasta se perdonarían tirando de buena fe, pero lo imperdonable es abrir nuevos debates estériles y absurdos, como si en ello nos fuera la piel. El último ejemplo es lo de meter el tranvía, perdón el metro, por el centro de la ciudad. ¿De verdad vamos a generar una polémica con semejante tontería? ¿O es una nueva trifulca inventada por nuestros políticos locales y autonómicos para tirarse los trastos? Ya que les gusta tanto meterse en marrones, y salir en las fotos, pediría a quien corresponda que coloquen más contenedores marrones por la ciudad, esos que se anunciaron con pompa y boato y que hay que buscar con radares de alta tecnología para encontrarlos. Ese problema, marrón, se come y soluciona con facilidad. Vale.

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