
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
A Montero no le salen las cuentas
Se ha publicado un estudio en la revista Nature con más de 2,7 millones de alumnos y alumnas en Francia que muestra la existencia de la llamada ‘brecha matemática’ entre niños y niñas que, aunque no existe al principio de la escolarización, avanza rápidamente solo cuatro meses después de que empiezan el colegio.
Esta brecha de género matemática aparece alrededor de los seis años y se atribuye a estereotipos culturales y a prácticas educativas que pueden reforzar desigualdades y provocar ansiedad desde edades muy tempranas. A falta de evidencias sobre factores fisiológicos o genéticos, centrarse en las causas citadas debiera ser una cuestión prioritaria en las políticas públicas educativas.
Los estereotipos culturales que pueden influir en que los niños y las niñas asuman con facilidad roles sociales que perpetúen la desigualdad de género, constituyen un asunto de primer orden que requiere un esfuerzo de las instituciones y una exigencia de las propias familias. Sin el desarrollo de acciones y programas específicos será muy difícil vencer el sesgo que perpetúa la desigualdad y que cristaliza también en la brecha matemática.
De igual forma si las prácticas educativas no consideran que el modelo de enseñanza y aprendizaje en este ámbito es también suceptible de incorporar estrategias educativas para asegurar la igualdad, perderemos posibilidades de avanzar en este importante objetivo social.
No hay nada inamovible o no debemos aceptar que el status quo en cualquier asunto de interés social no pueda modificarse. Luchar contra los factores que generan brechas de desigualdad es una obligación ética que interpela a toda la sociedad. La brecha matemática dificulta las posibilidades de progreso si condiciona el tipo de estudios o de formación profesional al que acceden chicos y chicas.
Ser conscientes del problema acerca a una posible solución aunque ello sea condición necesaria pero no suficiente. Y este es un asunto que afecta a toda la sociedad y la empobrece cultural y económicamente. Conviene ponerse manos a la obra.
También te puede interesar
Lo último