Tradicionalmente la práctica de la medicina asistencial, ha sido una tarea en ocasiones excesivamente individualista, basada en una figura encarnada por un determinado profesional de prestigio, que creaba escuela, seguido por un séquito de alumnos que continuaban la senda del trabajo iniciada por el maestro, intentando perpetuar el estilo de trabajo de esa escuela. Es la innovación de muchos de estos alumnos a la vez que la investigación, lo que ha supuesto el avance de la Medicina a lo largo de la historia.

En el último siglo, las especialidades médicas han experimentado un gran auge, desglosándose de las dos grandes ramas que son la Cirugía y la Medicina Interna, avances que han dado una respuesta tremendamente eficiente en patologías muy específicas. Pero la percepción de la población y de un determinado sector sanitario, ha sido siempre que la Medicina es una actividad muy individualizada y ello ha hecho cotidiano aquel dicho de "cada maestrillo tiene su librillo". Me vienen a la memoria no pocas situaciones en las que como médico asistencial me he encontrado en la más absoluta 'soledad' a la hora de tomar decisiones trascendentes de pacientes con enfermedades muy complejas por la ausencia de compañeros con los que consultar y compartir estas decisiones.

Hoy nos encontramos ante un escenario completamente diferente. Las pandemias y las enfermedades emergentes, suponen un reto que debe intentar ofrecer a las y los pacientes una atención integral a sus problemas de salud. De ahí la importancia de especialidades como la Medicina Interna y sobre todo de los equipos transversales o multidisciplinares, compuestos por médicos especialistas de distintas especialidades. Mi experiencia es que estos equipos son muy necesarios y útiles en determinadas patologías como las enfermedades oncológicas, enfermedades cardiovasculares, enfermedades minoritarias y emergentes. Es una gran experiencia que enriquece a los profesionales desde el punto de vista científico. Además la interdisciplinariedad representa toda actividad desarrollada a partir de distintos enfoques, integrando diferentes contenidos y llegando al mismo objetivo, que en nuestro caso es la mejora de la calidad asistencial que ofrecemos al paciente. Comités oncológicos o de expertos autores de guías clínicas o comisiones de calidad, como la comisión de trombosis y tromboembolismo, que tengo el honor de coordinar, son necesarias para ofrecer la mejor atención a nuestros pacientes al margen de individualidades. Aunque eso sí, sin olvidar el aspecto más importante de la atención médica: el trato humano a la persona que padece una enfermedad.

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