Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Las ojeras de Marion

Presentaba a las chicas como herederas de ricachones, para que los clientes creyeran que se tiraban a una Rockefeller

La joven va a la iglesia. Se confiesa. Entonces cuenta lo que ocurrió en el barco. Y también revela al cura lo que está haciendo para conseguir dinero para su hermana. Y Joaquin Phoenix se entera de todo. Pero aparece el mago. Está encoñado con la protagonista. Nada de California. Lo más lejos que ha llegado el tipo después de dejar la Isla de Ellis ha sido Nueva Jersey (se supone que en aquella época sería una gran distancia, pero está al otro lado del río Hudson.) Todo empieza a cobrar el aspecto de que se va a liar la de Dios es Cristo. El mago le pone a Joaquin Phoenix una pistola en la sien. La pipa era de Joaquin Phoenix y la joven le había dicho al mago donde estaba escondida. Puede que bajo el colchón de la cama. Entonces Phoenix, cagado de miedo, creyendo que el mago, que es su primo, le va a volar los sesos, le pega una puñalada y se lo carga. Y al carajo el mago. Después la Policía irrumpe en el túnel del putiferio, donde Phoenix ofrece las chicas a los hombres presentándolas como si fueran las herederas de los ricachones de la época para que se hagan la idea de que se están tirando a una Rockefeller o a una Ford. Phoenix y la joven salen corriendo y se ocultan en las cloacas, pero a él consiguen atraparlo y le dan una paliza. Le quitan el dinero y lo brean para que les entregue a la mujer porque creen que es la asesina del mago. Ella está escondida y no la ven. Phoenix no les dice dónde está y lo dejan hecho unos zorros. Ella va a ver a su tía y consigue la pasta y los dos vuelven a la Isla de Ellis en una barca para intentar ver a la hermana de la joven, enferma de tuberculosis. Por eso no la dejan entrar en Nueva York. Phoenix le pega al opio que es un gusto para aliviar el dolor de la paliza que le han pegado. La mandíbula está fuera de su sitio. Tiene lo que se dice la cara partida. Y ahora Phoenix lo confiesa todo. "Yo no soy nada", admite. Lo había planeado todo desde el principio, cuando la descubrió en la fila de inmigrantes, para quedarse con ella e incorporarla a su negocio de proxeneta. Pero ha terminado enamorándose de ella. Ella le golpea no demasiado fuerte. Ella se reencuentra con su hermana y consigue sacarla de la isla. Y Joaquin Phoenix se queda solo.

La película termina. Son las 4:28 de la madrugada. Salen los créditos.

La joven es Marion Cotillard.

Uf, las ojeras de Marion. Esas ojeras...

Entiendo a Joaquin Phoenix.

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