De rey Baltasar a rey Baltasar

11 de julio 2025 - 03:06

Señor presidente, como humilde servidor que tuvo el ‘privilegio’ de ser el Rey Baltasar en la mágica noche granadina del lejano 1990 –cuando aún no sabíamos lo que era el blackface ni se nos ocurría pensar que pintarse de negro podía tener alguna connotación– no he podido resistirme a escribirle unas líneas. Ya sabe, de rey a rey, de colega a colega, de pintado a pintado.

Me imagino su emoción incontenible al recibir tan regia distinción. ¡Quién no se ilusiona con volver a sentirse niño, con túnica, turbante y betún en la cara! Una experiencia que, según usted, cumple sueños. Y oye, soñar es gratis… justo lo contrario que la sanidad pública en Andalucía, que cada vez cuesta más y ofrece menos. Pero bueno, sigamos con la magia.

Dice usted que lo afronta con “enorme responsabilidad”, y no lo dudo. Repartir caramelos a lomos de una carroza no es tarea menor, sobre todo cuando uno lleva años repartiendo recortes como si fueran golosinas y gobernando como si estuviera en una cabalgata: saludando desde arriba, lanzando promesas al aire y mirando hacia otro lado cuando alguien protesta.

De Rey Baltasar a Rey Baltasar, le sugiero que antes incluso del próximo 5 de enero, atendienda las miles de cartas de los andaluces que le piden detener la hemorragia en que su gobierno ha sumido a la sanidad pública en beneficio de la privada, que con usted en la prresidencia lleva seis años viviendo todos los días una eterna noche de Reyes presupuestaria. Convendría también, majestad, que dejara de perseguir a la educación pública en general y a la universitaria en particular, en beneficio de chiringuitos privados y que su consejero dejara de hacer el ridículo otorgando a ¿universidades? privadas los grados que se le deniengan a prestigiosas universidades públicas. Tampoco estaría de más que dejara de esquilmar a la Andalucía periférica en beneficio de su Málaga natal y de su Sevilla capitalina; créame, majestad, que reequilibrar, económica y socialmente, a las seis restantes provincias andaluzas sería uno de los mejores regalos que podría traermos como Rey Baltasar.

Por último, en mi ánimo de ‘tutor’ real, le animo a que deje de dedicar su tiempo a tener ensoñaciones sucesorias y dedicarlo a la Andalucía real, esa que sigue a la cola de España en todos los indicadores de empleo, riqueza y desigualdad.

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