Como si de una famosa novela se tratase, cuyo nombre es difícil que no venga a la cabeza -50 Sombras de Grey-, la ciudad de Granada se encuentra viviendo algunas de sus horas más oscuras, al menos en lo que a política se refiere. La ya megalítica pelea por el sillón está sacando el lado más oscuro de los representantes que habitan en el Ayuntamiento: ambición, codicia, deseo... todos tienen un afán, hacerse con el sillón y con el bastón de mando, pero parecen olvidarse de la propia Granada y la dejan en la sombra. En esta pelea por ver quién quiere más a la ciudad, se presenta al rescate uno de los habitantes del Consistorio, con 40 acciones de salvamento que saquen a Granada de sus 40 sombras más oscuras, de todas las carencias que, a su mirar, planean sobre la ciudad. Lo que nadie parece entender es que, a los ojos del público en general -no solo locales, sino también nacionales-, las auténticas sombras son 27, los 27 ediles que no son capaces de ponerse de acuerdo para desatascar la ciudad del atolladero en el que se encuentra. Granada no se merece ninguna sombra, ni 40, ni 27. Hace falta luz.

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