
Envío
Rafael Sánchez Saus
Torre Pacheco y otras miserias
La amiga de Santos Cerdán, María Chivite, una politica navarra que se quebró delante de las cámaras, no venía llorada de casa. Tener un ‘amigo’ trincón presunto y, encima, gran actor debe ser un mal trago. Lágrimas humanas de una buena fe traicionada frente a ese sujeto que hablaba con sus compinches en un argot de hampa trufado de tacos y motes mientras seguía, el muy jeta, diciendo a todos que todo era un invento de los fachas, de los picoletos, estos nuevos héroes de la democracia.
Santos nos metió de lleno en la ficción del cine negro pero con estética grasienta y machuna tipo Torrente, ese personaje soez y vil sin tapujos que retrata bien a este PSOE tocado y casi hundido al que la decencia se le ha ido por el retrete al reubicar su imaginario político en el entorno del Vaquilla o del José Luis López Vázquez de ‘Los ladrones van a la oficina’. Lo peor de la picaresca del franquismo más rancio nunca superaría las conversaciones reales de Ábalos con sus secuaces repartiéndose las putillas.
Escudero fiel a lo Frodo del aventurero-mago que fue Sánchez, era Santos un político del que nadie-nadie pensó que su segundo plano se lo estaba cobrando. La sombra de la sospecha se cierne ahora al resto de adláteres al conocer la doble moral política que muestran estos audios.
Pocas veces sabemos tan fielmente cómo se cocinan las cosas entre las bambalinas de la Moncloa donde tantos se quemaron la mano por ponerla en el fuego por quien no lo merecía. Así duele y huele la carne quemada.
Es difícil alegrarse de lo que se escucha en esos audios. Exponen al escarnio esta forma tan española de gestionar lo público con estructuras de partidos-máquinas de colocación hasta que degeneran en ‘organizaciones del crimen’ como este PSOE tan Torrentes más que presuntos y sus secuaces. Pero lo triste es que en la bancada de enfrente aún muchos penan por pleitos no muy lejanos gracias a jueces y policías, únicos héroes de esta democracia en derribo.
Si Jesús Gil levantara la cabeza seguro que fichaba al trío de artistas que nos han retratado la indignidad de comerciar con el pan de la buena gente. Ahora con sello socialista, ahora con oprobio y vergüenza para todo el que se arrime a estos socialistas que no merecen ya ese noble nombre por el que muchos dieron la vida.
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