Bloguero de arrabal
Pablo Alcázar
Turratenientes
Me parece recordar a Rafa Hernández del Águila cantar un aria en el Puerto de Roncesvalles a una pareja de alemanes, que le aplaudieron totalmente emocionados. Rafa, además de tenor, es poeta, compone haikus y sabe mucho de plantas. Ahora, cuando ya todo lo vamos dejando atrás y ya casi nada importa, los recuerdos van y vienen con matices difuminados y cruzan avenidas de ambiguas sombras y ya nada es como creímos vivirlo y las dudas se agigantan frente a la certeza de antaño. Por eso me parece recordar a Rafa aquella vez que en Navarra hizo llorar a una mujer de Villanueva Mesía, que llevaba mucho tiempo sin regresar a su tierra, cuando le cantó Granada. Y me parece recordar los grandes aplausos y los olés que cosechó la noche en que cantó ante 800 caseteros aquella composición de Agustín Lara que lleva el nombre de la ciudad de la Alhambra. Me parece recordar a Rafa ser coronado rey en un mesón de la meseta castellana cuando su voz alegró a los peregrinos del Camino de Santiago. Me parece recordar a Rafa con su palo de andar y con Charco, su perro estoico, explorando los caminos que no llegan a ningún sitio, pero van a todas partes. Me parece recordar a un Rafa enojado por los grafitis en las paredes, por los atentados urbanísticos y por cualquier estupidez que se le ocurra al ser humano. Me parece recordar a Rafa hablar con la convicción del que sabe de algo ante alguna cosa y defenderla antes las últimas consecuencias. Me parece recodar a Rafa hablando conmigo. Cuando uno conversa con Rafa un segundo a veces puede parecer un siglo en miniatura por la intensidad que revisten sus razonamientos. Me parece recordar a Rafa leyéndonos haikus, o contándonos chistes, dos de sus habilidades que soportamos con paciencia y buena voluntad aquellos que los oímos. Me parece recordar a Rafa componer un poema dedicado a los petirrojos y alarmarse al saber que había gente que se los comía fritos. Me parece recordar a Rafa no hacerle ascos a ningún vino porque considera que esa bebida es parte de la elocuencia, la afectividad y de la vida. En fin, y a partir de ahora deseo recordar a Rafa por la otra noche en la que nos cantó a capela en el Palacio de Carlos V las canciones que ha cantado a lo largo de toda su vida y con las que hoy pretender emocionarnos. Gracias Rafa por ese momento que fue más tuyo que nuestro. Nosotros fuimos a disfrutar y a aplaudirte.
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