Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Aunque para muchos es una verdadera humillación el que haya alguien que suba a una cabra a unas escalerillas o una banqueta y no se mueva, para otros, es un símbolo que los transporta a su infancia o juventud. Los titiriteros de la cabra aguantan y no es raro encontrarse a este tipo de agrupaciones en las calles de los diferentes barrios de la ciudad. Un organillo y el animal es suficiente para que los vecinos salgan a las ventanas y miren durante unos minutos la destreza o paciencia del animal.
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