Trenes Premium Plus

En uno de los capítulos de la serie Black Mirror, Common People, asistimos al distópico futuro en el que la posibilidad de supervivencia que proporciona un tratamiento médico experimental depende de contratar un programa básico, avanzado o superavanzado, algo así como una tarjeta plata, oro Premium o Premiun plus, etc. En definitiva que a mayor capacidad de pago mejor servicio te ofrecen. En realidad, eso no es ningún futuro distópico es la cotidianidad desde hace décadas, desde que multitud de servicios se han vuelto imprescindibles cuando no obligatorios. ¿Se atreven ustedes a no tener un seguro de hogar o de coche, por ejemplo? Y cuando tienes un “evento”, digo un “siniestro”, tiene su aquel el nombre, lo primero que te preguntas es si tu contrato lo cubre o no. Se admiten apuestas a que no.

A la memoria me llegó esa distopía cuando el Ministro de Transportes, uno de los mariachis de puto amo Sánchez que declara con todo desparpajo que en España los trenes funcionan como nunca, nos explicó que nos quedan al menos otros tres años de problemas en el transporte ferroviario. Y tan contento. La razón aducida es que hay trenes viejos y trenes nuevos, y unos y otros, pues resulta que dan problemas. A mí se me ocurre que podríamos pedir montarnos en un tren ni viejo ni nuevo, pagando más claro, y entonces llegar en hora. El problema añadido a lo de la edad de los trenes es que no puedes elegir la vía. Las vías son las que son y da igual que el tren sea nuevo, viejo o de mediana edad. Total, que te tienes que conformar y en Andalucía comprar un billete de tren es como una especie de lotería, si tienes suerte te toca el reintegro y a lo mejor llegas solo con una par de horas de retraso. Y a veces te venden un billete que ni entra en sorteo, el tren no sale.

Y quien tiene la culpa de todo esto, pues por supuesto la derecha y la derecha extrema que manda en Andalucía y que se empeña en que sus ciudadanos viajen a Madrid para visitar a la frutera Ayuso o que quieren hacer trasbordo para ir a Galicia donde manda otro derechista de las gónadas. Es que no escarmentamos. Lo suyo es tomar un avión y viajar a Cataluña donde el Salvador nos recibirá con las manos abiertas, eso sí, previo pago del correspondiente y singular peaje de extranjería. Vale.