
Rosa de los vientos
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Mientras circula el duro manifiesto Contra la reforma de los delitos de sedición y malversación firmado, además de por muchas personalidades académicas, jurídicas y políticas de largo currículo progresista, por cinco ex ministros y siete ex diputados socialistas, en el que se afirma que "con esta reforma del Código Penal se pretende que un intento de ruptura del orden constitucional se llame ahora un desorden público agravado", que se trata de "un estímulo para atentar contra la Constitución y el ordenamiento jurídico democrático vigente" o que "se deja impune la desviación de caudales públicos para realizar actos contra el Estado y la integridad territorial, lo que es más lesivo aún que el lucro personal".
Mientras esto circula, decía, García-Page estalla -"Un código penal no puede hacerse a medida de los culpables… El momento es muy grave para España"- y Alfonso Guerra se emplea a fondo en Onda Cero: "Apoyé sus decisiones cuando dijo que no podía dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno, cuando dijo que lo de 2017 no era sedición que era rebelión, cuando dijo que agravaría las penas, cuando dijo que tipificará el delito de convocatoria de referéndum, cuando dijo que no habrá indultos, y no digamos cómo le apoyé cuando dijo que nunca habría pacto con Bildu… Yo siempre lo he apoyado. El problema es que yo mantengo la coherencia… Legislar ad nominen con nombre y apellido, eso también corrompe la política, eso también es una forma de corrupción... Puede haber una revuelta contra las instituciones, contra el Estado, contra la Constitución y que nadie pueda encontrar un delito del que acusarlos. Me parece algo que deja desprotegida la democracia española… Él ha dicho que pasará a la historia por haber exhumado un cadáver, ¡pues vaya una gloria!".
El problema es que a la mayoría de los ciudadanos todo esto les importa un comino. Están en lo que están: en vivir o sobrevivir. Y es comprensible. Vienen de los terribles años de la pandemia y sufren los efectos de la crisis provocada por la guerra de Ucrania. Las maniobras de Sánchez, el alto precio que él (y nosotros, en la medida en que afecta a la integridad territorial, la seguridad jurídica y el orden constitucional de nuestro país) paga por mantenerse en el poder, las denuncias de sus actuaciones y de su constante mentir no importa a los ciudadanos urgidos por otras necesidades. Él lo sabe. Y actúa en consecuencia.
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