La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

A votar con cabeza, no con tripas

Visto lo que llevamos de siglo se diría que solo falta que los siete ángeles del apocalipsis toquen sus siete trompetas

Aquel siglo nació con el peor ataque terrorista jamás conocido: se secuestraron dos aviones y se estrellaron contra los dos rascacielos más altos de la ciudad que el siglo anterior había sido la capital del mundo provocando más de tres mil víctimas. Tres años después un tsunami causó 160.000 muertes en el sudeste asiático, inicio de una serie de catástrofes naturales -terremotos, sequías, huracanes, tifones, olas de calor- relacionadas con el cambio climático. Cuatro años después explotó una crisis financiera global que provocó la Gran Recesión. Al poco de haberse remontado la crisis estalló una pandemia global que obligó a un confinamiento mundial nunca antes visto dejando desiertas todas las ciudades, convirtiendo los pabellones deportivos en gigantescas morgues, volviendo a desatar una terrible crisis sanitaria, económica y social, y provocando 15 millones de muertes según la Organización Mundial de la Salud. Cuando, pasados dos años, se salía por fin de ella estalló una guerra en Europa, provocada por la invasión rusa de Ucrania, frenando la recuperación y convocando el fantasma de que el conflicto desembocara en una guerra nuclear.

Así se llegó al mes de junio del año 22 de aquel siglo en el que su continente y el mío sufrió la peor ola de calor temprana desde que existen registros. Naciones Unidas avisaba de que se trataba de "un presagio de lo que está por venir" como resultado del cambio climático. En su ciudad y la mía los polluelos de vencejos caían agonizantes o muertos por cientos a causa del calor y se formaban grupos de voluntarios para intentar salvarlos. Se diría que solo faltaba que los siete ángeles del apocalipsis tocaran sus siete trompetas.

El único consuelo que tenían quienes vivían aquel siglo pródigo en catástrofes -que por desgracia es el nuestro- es que, en el anterior, a esas alturas del año 22, Europa había vivido la instauración de la dictadura comunista en Rusia y la fascista en Italia, una guerra mundial que causó más de 50 millones de víctimas y una epidemia de gripe que mató más de 40 millones de personas en todo el mundo. Y que en los 20 años siguientes vendrían la Gran Depresión, el nazismo, la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial. A falta de saber lo que este siglo nos depare los próximos años, el que no se consuela es porque no quiere. Así que no empeoremos las cosas... ¡A votar! ¡Y con la cabeza, no con las tripas!

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