Presupuestos de la desilusión para Granada

Granada demanda grandes proyectos transformadores para formar parte de ese Sur pujante, además de las inversiones atrasadas desde hace décadas

Granada pasará otro año más sumida en la desilusión por la falta de proyectos si se confirman las previsiones económicas para la provincia que contienen los Presupuestos Generales del Estado de 2022 entregados el pasado miércoles por el Gobierno en el Congreso para su tramitación parlamentaria. Las primeras estimaciones sobre la suma de las inversiones con consignación presupuestaria en la provincia apenas superan los 120 millones de euros, una cantidad que está muy lejos de las cifras de más de 300 millones que el Estado destinaba a esta tierra durante los años en los que la construcción del AVE o las grandes autovías estaban en plena efervescencia. Pero no se puede decir que se haya agotado la necesidad de grandes proyectos transformadores. Al contrario, esta provincia demanda más que nunca un revulsivo que permita asentar las inversiones y atraer capital privado, dado que ya cuenta con recursos naturales, talento científico y atractivos históricos, artísticos y turísticos más que suficientes para ser uno de los focos de ese Sur que se reivindica como lugar pujante y privilegiado para la búsqueda de oportunidades económicas combinadas con el buen clima y la calidad de vida. Para todo eso las infraestructuras públicas son un pilar esencial, porque Granada sigue tan necesitada como hace más de 20 años de modernos parques industriales, conexiones ferroviarias hacia Europa y el Levante español o la vital interacción entre sus comarcas, sobre todo de la capital con la Costa Tropical. La presencia constante de un gran pantano como Rules, sin utilidad para el suministro de agua por falta de inversiones año a año, es un recordatorio constante de la dejadez y ostracismo a los que tanto unos gobiernos como otros someten esta tierra cada vez que llega la hora de plasmar compromisos de verdad en unos Presupuestos, que es lo que vale, más allá de visitas, reuniones o pancartas. El presidente español, Pedro Sánchez, destacaba hace pocos días en el extranjero la importancia estratégica del proyecto del acelerador de partículas de Granada, pero la inversión destinada es de 45.000 euros para equipar una oficina. Ilusiones demasiado baratas.

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